PANTER VITA ECO
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La producción asiática lleva años teniendo un fuerte efecto sobre la industria europea.

El consumo de calzado laboral -como el del resto de los equipos de protección individual- mantiene un crecimiento lento pero sostenido, de la mano del despertar de la construcción y de distintas actividades profesionales. Por su parte, el usuario profesional sigue poniendo en muchos casos el precio como principal factor de compra. A ello se suma un mercado altamente competitivo que complica la situación de las empresas fabricantes, escenario en el que convergen una serie de factores.

Producto oriental

Entre ellos destaca el peso que ha adquirido la producción asiática, que lleva años teniendo un fuerte efecto sobre la industria europea. En la última década se ha pasado de una competencia no significativa a alcanzar más del 50% de la tarta. La clave está en el precio, notoriamente más bajo que el producto occidental. En general, los gerentes de empresas europeas no son propicios a realizar fuertes desembolsos de dinero por equipamientos de protección individual, por lo que el producto asiático se convierte para ellos en una opción capaz de cubrir –aunque sea muy básicamente- las necesidades de su plantilla sin tener que realizar un gasto elevado.

No obstante, Asia no es capaz de acercarse a los niveles de calidad de los productos europeos, existiendo aún nichos de mercado donde se exigen altos niveles de resistencia y calidad en las especificaciones del calzado de seguridad. Es aquí donde la diferenciación se convierte en un elemento competitivo fundamental.

Por otra parte, se están revelando muchos casos de calzados provenientes de Asia que se comercializan en España sin certificar, lo cual suscita el enfado de la industria local, que pide soluciones para dicho problema.

Además, la tarea de concienciación al usuario final es una labor muy dura. El precio sigue siendo el factor más valorado, si bien dentro de unos cánones de calidad que se dan por supuestos por parte del cliente.

Hasta que las empresas, sobre todo las pymes y los trabajadores autónomos, no se den cuenta de que no se puede usar cualquier calzado para desarrollar determinadas tareas profesionales, es improbable que el mercado vuelva a unos índices normales de venta.

Mucho por mejorar

Pese a que los EPI son el último recurso preventivo al que acudir para preservar la salud y seguridad de los trabajadores, los datos de siniestralidad laboral sobre las extremidades inferiores apuntan a que existe un gran campo de mejora en lo relativo a la protección de los pies y las piernas de los operarios.

El conocimiento de las normas armonizadas aplicables a los EPI permitirá al usuario seleccionar el tipo y nivel de protección que cada situación requiera. Asepal sigue trabajando en la promoción de la selección adecuada de los EPI como herramienta eficaz en la prevención de riesgos laborales. Así, sólo un EPI debidamente certificado, que se adecúe al nivel de riesgos evaluado, se adapte a las particularidades de la tarea y del trabajador y sea utilizado según las indicaciones del fabricante, será una herramienta eficaz en la protección de la salud y la seguridad.

Aunque la Ley de Prevención de Riesgos Laborales contempla otras acciones preventivas antes de la utilización de EPI, el calzado de seguridad es uno de los tipos de EPI cuyo uso está más extendido entre los trabajadores. Por otro lado, las extremidades inferiores concentran el 29% del total de las lesiones sufridas por los trabajadores según los datos del Ministerio de Empleo y Seguridad Social.

Especialización de la distribución

El calzado de seguridad llega a los usuarios por diversos canales, que van desde los distribuidores especializados al pequeño o gran comercio de ferretería, pasando por grandes superficies de bricolaje y suministros industriales.

En la mayoría de los casos se proporcionan medios de protección a todos los sectores, sin necesidad de una especialización. Por este motivo el calzado debe ser entregado siguiendo unos procedimientos concretos establecidos por la normativa, como evaluación de riesgos, certificación o formación específica, entre otros, para que no lleguen al usuario sin garantías, poniendo en riesgo su seguridad y salud laboral.

Ferreterías y suministros industriales, aparte de las tiendas especializadas, son los principales puntos de venta de este sector. Ahora, en palabras de un proveedor, los “suministros y ferreterías son simples tiendas self-service, en el 95% de los casos, en las que no existe el asesoramiento en un campo tan crucial y, a menudo, complejo. La protección laboral no está representada por especialistas, o acuden muy pocos”.

Entre los principales objetivos de los fabricantes se encuentra el potenciar la venta de EPI en establecimientos altamente especializados que comercialicen todas las familias de equipos y ofrezcan asesoramiento técnico, así como la creación de una marca de calidad, concedida por un organismo reconocido, que distinga al distribuidor especialista, dando un aval al usuario. Igualmente, se busca potenciar la ética profesional en este sector.

Calzado laboral / de seguridad

A menudo, cuando hablamos del calzado que utilizan los trabajadores para protegerse de los riesgos que pueden encontrarse en el medio laboral, la primera imagen que viene a nuestras mentes es la de un calzado de seguridad, con una puntera de protección resistente a los impactos de hasta 200 J. Es habitual asimilar el calzado de uso laboral al calzado de seguridad, olvidando que en el medio laboral hay muchos riesgos de los que debemos protegernos, más allá de la caída de objetos. De hecho, hay entornos laborales en los que no existe el riesgo por caída de objetos, pero existen otros para los que el fabricante debe ofrecer una protección adecuada. Es el caso de los trabajadores que pasan parte importante de su jornada de pie, o que están expuestos a caídas por resbalones.

En estos casos, y como en todo proceso de selección de EPI, deberemos evaluar los riesgos presentes en el medio, determinar su magnitud y seleccionar el EPI que mejor se adecue al nivel de riesgos evaluado y que se adapte a las características propias del trabajador y de la tarea a realizar.

Existen calzados laborales certificados según la EN ISO 20347:2012 que, pese a no estar destinados a ofrecer protección frente a riesgos derivados de la caída de objetos (ya que no incorporan puntera de protección), han sido ensayados y certificados para ofrecer protección a riesgos como, por ejemplo, derivados del deslizamiento sobre superficies contaminadas con agua, aceites, detergentes, etc.

Como siempre, la utilización de EPI deberá contemplarse únicamente cuando el resto de medidas preventivas previstas por la Ley de Prevención de Riesgos ya hayan sido consideradas. Sin embargo, para que el EPI cumpla su función de manera adecuada, deberá haber sido debidamente certificado en el cumplimiento de los requisitos esenciales de salud y seguridad que prevé el RD 1407/1992 para los equipos de protección individual.

Se mantiene el crecimiento del sector

El Informe del Observatorio de Mercado del Calzado 2015/2016 muestra, con carácter general, que ha habido estabilidad en lo que al comportamiento del sector en su conjunto se refiere. Las ventas de 2015 en España, que el año anterior por primera vez habían frenado su caída, han conseguido mantenerse (44,2% de empresas) o crecer (28,5% de empresas), en porcentaje medio de variación que se sitúa en el 0,1 frente al -0,4% del ejercicio anterior. Las expectativas para 2016, siendo positivas (el 92,9% de empresas espera aumentar o mantener sus ventas), muestran un agrupamiento mayoritario en las expectativas de mantenimiento.

En los mercados exteriores el comportamiento de las ventas ha seguido siendo positivo (por aumento o mantenimiento) para algo más de un 80% de las empresas, aunque se detecta un crecimiento en la proporción de empresas que han disminuido las ventas en estos mercados (del 13,2 al 19,1 % en la UE y del 11,2 al 18,7% en los mercados extra-UE). En cuanto a las expectativas para 2016, se produce un desplazamiento de las respuestas positivas del grupo de las expectativas de aumento, al del mantenimiento de las ventas. En cualquier caso, sigue siendo alto el porcentaje de empresas que esperan un aumento o mantenimiento (97,3% para la UE, y 98,8% para el mercado extra UE).

El EPI, más que un suministro industrial

El calzado de uso profesional se considera ‘Equipo de Protección Individual’ (EPI) ya que está destinado a ofrecer protección contra los riesgos derivados de la realización de una actividad laboral. Un EPI es el elemento definitivo para la seguridad y la salud del trabajador, no pudiendo ser considerado como un suministro industrial más.

La diferencia principal entre el calzado normal y el calzado de seguridad es la exhaustiva mejora de todos y cada uno de los elementos que componen a este último. De esta manera, se trabaja en lograr mayores prestaciones de las suelas, plantillas, punteras, talones, juntas y materiales, con características que mejoren las diferentes partes del calzado y componentes y diseños que aporten una mejor ergonomía.

Para un trabajador el calzado debe considerarse un elemento de protección, al igual que un casco, un arnés o unos guantes. No es “una parte más de su uniforme”, sino una prenda destinada a prevenir accidentes y a proteger al usuario frente a riesgos.

Por ello, la búsqueda constante de ergonomía, impermeabilidad y transpirabilidad, y el uso de elementos no metálicos, cierres de desprendimiento rápido y suelas antideslizantes, son los principales caballos de batalla de los proveedores, que siguen confiando especialmente en la ferretería, suministro industrial y tiendas especializadas en la comercialización de EPI como principales canales de distribución.

Es ahí donde radica la mayor competencia entre las principales marcas, en la búsqueda de innovaciones que doten al calzado de una mejor ergonomía para el usuario y seguridad para evitar riesgos en el trabajo, desarrollando nuevos materiales con características que mejoren las diferentes partes del calzado.

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