PANTER VITA ECO
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Parecía todo idílico, y que ya salíamos a velocidad de crucero de la anterior crisis. Pero de pronto la escalera del primer piso se va al suelo. Cielos, que paso, de repente se nos ha caído el puente que pensábamos que nunca se podía derrumbar.

Escuchando las noticias, leyendo la prensa y viendo el panorama que todos pronostican para los próximos meses, sin dejar de mirar a todo lo que hemos pasado, no podía sino recuperar para el artículo de hoy una película que seguro que muchos habéis y visto y reído con ella. The Money Pit es una película estadounidense de 1986 dirigida por Richard Benjamin. Conocida en España como “Esta casa es una ruina”.

Walter es un abogado de grupos de Rock and roll. Anna trabaja en una orquesta de música clásica. Durante casi un año viven juntos en el apartamento del exmarido de Anna, Max. Pero ahora Max ha vuelto a casa y la pareja tiene que irse. Aunque estén sin dinero saben cómo obtenerlo, y descubren lo que parece una auténtica ganga, una gran mansión a un precio muy bajo. El problema es que ellos desconocen que la casa está prácticamente en ruinas y los esfuerzos para renovarla resultan desastrosos. Finalmente, la decisión de comprar y renovar la casa afecta la relación de la pareja, pero esta consecuencia se debe, en mayor medida, a causa de una supuesta infidelidad de Anna con Max, que finalmente, Walter descubre que nunca sucedió, salvándose su relación.

Con un buen reparto., con los protagonistas, Tom Hanks como Walter, Sheiley Long como Anna, y Alexander Godunoy como ex de Anna. Ellos son lo mejor de la película, sobre todo los dos protagonistas.

Para poder establecer un paralelismo con toda la situación actual. Podríamos decir que toda la situación que estamos viviendo se podría denominar como “Una casa en Ruina”. Con una grave crisis sanitaria que ha causado miles de muertes y afectados. Con un gobierno sin un apoyo claro a sus decisiones. Con un incremento de parados reales que no ven claro su futuro. Con otros cientos de miles, en ese estado de Limbo llamado ERTE. Con una crisis económica que no sabemos cuándo va a comenzar a remontar, ni hasta cuándo va a durar.

Con todo ello, si podemos decir que es una ruina el panorama que tenemos.

Estamos pagando todavía los ecos de la anterior crisis del 2007, de hecho, muchos de los problemas de esta crisis en el sector sanitario vienen de los increíbles recortes de esos años. Ahora se han pagado con creces. Veremos si aprendemos algo.

Pues bien, en nuestro sector, podríamos decir. Que esta casa también es un poco como muchos negocios o empresas de nuestro país.
Me explico, esa casa que vemos en las primeras tomas de la película, por fuera parece perfecta, ideal para su función de residir en ella. Nada parece indicar el desastre que se nos viene en breve. La razón, negocios sin estructura definida, sin un soporte de gestión al día en que vivimos. Economías sin sanear, stocks sin optimizar. Grupos de compra que no se sostienen internamente, empresas que no han sabido innovar y estar a la altura de las circunstancias.

Parecía todo idílico, y que ya salíamos a velocidad de crucero de la anterior crisis. Pero de pronto la escalera del primer piso se va al suelo. Cielos, que paso, de repente se nos ha caído el puente que pensábamos que nunca se podía derrumbar.  Traducido, los clientes han dejado de comprar. La opción, pues una pequeña escalera y aquí no ha pasado nada.

Pero no es así, la realidad va a superar la ficción. Nos queremos tomar un té, para relajarnos, y es cuando se nos quema el sistema eléctrico de la casa, nos cortan el crédito del banco y de la central de compras. Esto ya parece que va en serio.

Los recibos devueltos, aplazados, el banco en números rojos.

Bueno, nos daremos un baño para que todo sea solo un sueño, que no pasa nada. Pero horror, las cañerías son un desastre explotan, la bañera se cae desde el segundo piso. Esto se pone mucho peor. Normal, nos hemos pasado los últimos 15 años sin pintar la tienda, sin invertir ni un euro en reformas, en optimizar recursos y ahora eso nos explota en la misma cara. O muchas empresas que no han invertido en marketing, en I+D. Estamos en un sector que ha ido viviendo al “vamos haciendo”, sin querer ver en el mañana de más allá.

Para más males, los que llaman para reparar todo ese desastre que nos envuelve son un grupo de moteros. Si de moteros, es lo más barato que hemos encontrado. Igual que ese producto de origen no sé de dónde, pero es igual, es lo más barato. Así vamos pasando. O usando a personal no cualificado. No había motivo en invertir en calidad, solo en volumen.

Cuando vemos que no sirve, que lo real tiene un precio. Todo se pretende arreglar en dos semanas, igual que la primera cuarentena. Para que finalmente la reforma dure 4 meses. Que esperemos que nosotros no estemos tanto. Pero con eso de las chapuzas nunca se sabe, y no solo están en el sector de servicios y construcción. Algunos tienen hasta cargos públicos. De esos que estos momentos ni se han rebajado un duro el sueldo.

No olvidemos que el inspector del ayuntamiento le firma el permiso de obras tras recibir un soborno. Os suena de algo. Por desgracia tenemos cientos de casos en nuestro país.

Todo lo que teníamos a medias, inversiones, personal, stocks, compromisos de proveedores y grupos de compra, salta por los aires como cuando el pavo del horno se encendía.

Unos piden ampliación de pagos para salvar el sector, pero a la mínima al pobre ferretero, que lleva años y años sin tener un problema, se le corta el crédito. Para qué entonces los aplazamientos unilaterales.

Esta crisis ha hecho saltar por la ventana todos los males que queríamos esconder o no ver. Por desgracia van a caer muchos negocios, muchas empresas. Pero algunas, ya estaban sentenciadas, incluso algunas en la UVI, con el respirador ya conectado.

Sólo, que todo esto ha acelerado su caída, su cese, igual que ha avanzado al mercado online 10 años, en solo 2 meses. Como se dice al final de la película solo “si los cimientos son buenos, las cosas pueden durar”. ¿La pregunta vital es cómo son los tuyos en tu negocio o empresa?

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