PANTER VITA ECO
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Para ser justo y poder rendir un justo tributo, vamos a hablar hoy con esos comerciales, que armados con mascarillas, con guantes y con infinita paciencia se han lanzados a las calles durante los primeros días de la pandemia.

Para ello he seleccionado una divertida película. Historias de la puta mili, una película española filmada en 1993, y estrenada el 14 de enero de 1994, dirigida por Manuel Esteban, una comedia que cuenta con un reparto formado por Juan Echanove (Cuéntame cómo pasó), Jordi Mollá (Dos policías rebeldes II), Achero Mañas (1492, la conquista del paraíso) y Marc Martínez (Tierra y libertad), entre otros.

El sargento Arensivia encabeza a un grupo de militares españoles durante la mili que, por un error, se verán inmersos en una misión suicida de la OTAN que los llevará a la gloria pese a que están siendo usados como cebo. Esta es una divertida historia, en donde hay muchos momentos graciosos. Donde lo mejor de todo es que nadie creía en ellos, en que pudieran conseguir nada, sacar nada de provecho.

Ese pelotón de imprudentes, de intrépidos, de locos maravillosos que aman su profesión, que dedican cientos de horas a su trabajo, sin pensárselo mucho, se han puesto su maleta al hombro, han sacado punta a su lápiz, han sacado el polvo a su bloc, para ver si con suerte algún descuidado pedido pueda entrar hoy en su caja. Igual que esa torpe de pobres jóvenes, vestidos de militares, que no saben bien que están haciendo, van sorteando las mil dificultades que puedan encontrar en su misión. Como cuando se encuentran con ese grupo de hippies, que quieren manifestarse contra la OTAN.

Pues bien, nuestros chicos y chicas saben darle la vuelta a la situación para que cada día, las largas esperas en las colas de las ferreterías se defiendan de la pandemia tras su mostrador. Luchan enla anarquía de la actual situación. Hacen uso de sus pocos medios. Ya nadie atiende al teléfono ni responde mail.  No pueden, ya que aquellos a los que quieren contactar, no tienen tiempo ni para respirar.

Los pedidos se sirven con faltas, con retraso, en sus empresas no está todo el personal, porque muchos aún tienen un ERTE. No pueden ni comer en un restaurante, ni entrar en un bar a hacer un café, o simplemente ir al baño. No pueden ni saber que tal será el día hoy, ni si habrá o no pedidos. Han de volver a ver a muchos clientes varias veces para ver si pueden ayudar, si pueden sacar ese pedido de faltas.

Son consejeros, ayudantes de merchandising, psicólogos a tiempo parcial. Reciben poca ayuda de todos, de sus compañeros, de sus empresas, de sus clientes. Todos están muy agobiados, sin mucha paciencia. Nadie sabe lo que están pasando, lo que realmente sienten. Son como ese pequeño grupo de guerreros, que hasta el último momento no van a poder conseguir su propósito. Todos llevan dentro un poco de ese sargento Arensivia, y que no sabe cómo, pero que debe continuar con el cumplimiento de su deber. Algunos tienen como responsables a alguien como ese general de muchas estrellas y pocas luces, o como ese oficial que solo piensa en él mismo.

No queremos verlo, pero si tuviésemos un poco más de fe en ellos, esos “soldados” que tenemos en nuestras calles, que van de cola en cola, de lineal en lineal, son una parte muy importante del nuevo escenario que estamos viviendo. Se merecen un poco más de reconocimiento, de apoyo, creamos en ellos, debemos darles el respaldo que se han ganado.

Soportando ese confinamiento, no son aves de jaula, son águilas que les gusta cursar los cielos libres y con fuerza. Son nuestra primera línea, nuestra infantería de lucha del día. No son sofisticados Marines Americanos, son gente de a pie, que quiere a su profesión, que cuida a sus clientes. Siempre, aunque nadie lo espere, como ese pelotón de los torpes…van a cumplir con éxito su labor.

Que, pese a estar en eso que han llamado ERTE, han seguido atendiendo, llamando, preocupándose por todo, por sus clientes, por sus compañeros. Hoy han tomado las calles, para quedarse, para estar ahí, al lado de sus ferreteros de bata azul, para que no olviden, que como decía la revista El Jueves, “Nacios pa matar”, ellos nacieron “Pa vender lo que sea”.

Calen bayonetas, cojan sus bolis, sus catálogos y den lo mejor de sí mismos… ahí hay cientos de ferreteros esperándolos.

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