PANTER VITA ECO
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Estamos en una actualidad que cambia semana a semana, día a día. Que, aunque no queramos nos envuelve y nos hace de alguna manera llegar a reflexionar, de temas que pese a estar de alguna forma dormidos, no por ello dejan de estar ahí y en ocasiones muy latentes.

Para hablar de la actualidad que llena nuestras pantallas y nuestros diarios he seleccionado una gran película: Invictus. Una película verídica de drama deportivo del año 2009, dirigida por Clint Eastwood y protagonizada por Morgan Freeman y Matt Damon. La historia está basada en hechos reales y en el libro de John Carlin, El factor humano. Trata sobre los acontecimientos en Sudáfrica antes y durante la Copa Mundial de Rugby de 1995. Tuvo lugar tras el fin del sistema segregacionista del apartheid. Freeman encarna al presidente sudafricano Nelson Mandela, y Damon a François Pienaar, el capitán de los Springboks6 de 1992 a 1996.

Es una visión de un hecho histórico inverso a lo que estamos viviendo en estos momentos. Como un gran estadista, un hombre legendario, con una gran visión de su país, quiere por medio de un deporte unir a una nación rota. Qué pena que no tengamos a seres humanos así, en estos momentos, al frente de nuestras naciones. Por desgracia tenemos a egocéntricos políticos, que en lugar de sumar restan, en lugar de ver más allá de las próximas elecciones, solo quiere el voto fácil.

Qué lejos estamos de Churchill, de J. F. Kennedy, de Martin Luther King. La historia nos sitúa en la Sudáfrica Post "Apartheid". Con un país roto, en donde nadie confía en nadie, en donde las luchas de poder están a la orden del día.

Pero por suerte para esa nación, un hombre vio más allá. Lejos de querer perseguir a quienes le habían tenido preso durante 30 años, perdono y busca la forma de poder sumar, de poder generar ilusión. Palabras que hoy en día, parecen sin sentido, sin valor alguno. Vemos disturbios en las calles, policías reprimiendo, el ejercito controlando a quienes piden justicia y gritan por sus derechos.

En 1995, la celebración en Sudáfrica de la Copa Mundial de Rugby fue el instrumento utilizado por Nelson Mandela, para construir la unidad nacional.  Pensó que una camiseta, que un partido, podían unir más que una porra en la mano de un policía. Quiso que cada Melé de ese equipo representase el esfuerzo de todos los habitantes del país, para salir del agujero de muchos años de racismo. Que el único paso que se diese hacia atrás fuese el de ese balón, ni uno más. Los saltos hacia el aire al recogerlo eran el de todo un pueblo oprimido.

Supo dar esperanzas y fuerzas a quienes no las tenían. No levanto barricadas en las calles, no saco al ejército, no les llamo terroristas. Integro, sumo, ilusiono. No diferencio entre tribus, entre colores. Qué pena no tener aquí al frente del poder a alguien así.

No olvidemos que ganar unas elecciones no quiere decir que estés capacitado para dirigir un país. Has de gobernar para todos, no solo para aquellos que te han votado.

En su primera reunión con el equipo saliente en su sede de poder, les pidió que no se marchasen, que, si querían seguir en sus puestos, se les necesitaba, que eran necesarios para crear un nuevo país. Demostró generosidad, cosa tan falta en esta sociedad. Dejo frases memorables para la historia, “El pasado es el pasado, hay que mirar al futuro, porque el perdón limpia el Alma”. Uso siempre la no-violencia, fue una de las principales luchas del dirigente sudafricano.

Siempre pensó, que, si quieres hacer las paces con tu enemigo, tienes que trabajar con tu enemigo. Entonces él se vuelve tu compañero. La proximidad y objetivos en común pueden ayudar a que cualquier relación salga a flote”. Eso era el Rugby para ese país y fue el camino que escogió para unir a su pueblo.

Aquí preferimos tirarnos los platos por la cabeza para salvar aquello que nadie quiere, el pasado, y no saber trabajar en equipo. Vemos que el racismo mata, que anula a personas, pero sí creemos que es solo por el color de la piel, estamos muy equivocados, no solo se discrimina por ello. Muchos son apartados por no pensar igual, son marcados por que ya no son útiles. Sin olvidar la lacra del machismo, que no es más que una versión de lo mismo al considerar a las mujeres inferiores, como la supremacía blanca considera a las personas de color. O como ocurre a diario en nuestras empresas, en nuestra sociedad, en donde las mujeres ganan menos por empleos similares, en donde hay muy pocas en puesto de responsabilidad

Esta crisis nos ha enseñado que gobiernos en manos de mujeres preparadas han tenido menos muertes, menos contagios y a la vez su economía ha sufrido menos. Por lo tanto, no veamos solo el racismo porque nos llega en las pantallas de la tele. Veámoslo en todas sus manifestaciones de discriminación, de odio, de repulsa.

Mandela, decía “Deja que la libertad reine. El sol nunca se pone sobre tan glorioso logro humano “, porque “La libertad es una utopía que nunca debemos dejar de perseguir”. Dio ejemplo al subir al poder y rebajarse el sueldo, hoy eso ni lo imaginamos en nuestra sociedad.

Han muerto policías, sanitarios, farmacéuticos, pero sabemos de algún político, seguro que no, no se han acercado a esas primeras líneas de trincheras. Más bien los hemos visto saltándose confinamientos, o en juicios por algo que se quedaron que no era suyo. Incluso era imposible poder rebajarse sus dietas, por no desplazarse en pleno confinamiento.

La diferencia de Mandela es que estaba dispuesto a morir por su gente, aquí ni darían sus dietas. Él quería que reinase la libertad, no los políticos. Fue una persona humilde y llena de valores, algo que ahora ni sabemos que sonido tienen esas palabras.

Él sabia que, “Mucha gente en este país ha pagado un precio antes de mí, y muchos pagarán el precio después de mí”. Por eso quiso que ese campeonato, que ese mundial, fuese de todos ellos, no solo de los espectadores, sino de cada uno que pudiese sentir ese equipo como parte de él. Uno de sus lemas era que, “La educación es el arma más poderosa que puedes usar para cambiar el mundo”, por eso aquí se prodiga la desinformación.

Racismo también es tener a miles de niñas sin escolarizar, para que no puedan ser conscientes de sus derechos y no sepan pensar. Él pensaba que “La formación nos acerca a un mundo más justo”. Vio el futuro, vio que, como “el deporte tiene el poder de transformar el mundo. Tiene el poder de inspirar, de unir a la gente como pocas otras cosas. Tiene más capacidad que los gobiernos de derribar barreras raciales”.

A diferencia de otros indeseables dirigentes que insultan y menosprecian a los periodistas él pensaba que “el deber de los periodistas era examinar la conducta de las figuras públicas y exponerla a la luz”. Cosa que pocas veces menos, les recuerda algo el Watergate.

No olvidemos una gran reflexión que Mandela hacia era que “los enemigos suelen ser personas desconocidas. Si los conoces, tu opinión puede cambiar rápidamente”.

Una frase suya quedará para la historia “Un hombre que le arrebata la libertad a otro es un prisionero del odio, está encerrado tras los barrotes del prejuicio y de la estrechez mental”. Pero esto no es solo un hombre con capucha blanca y que quema cruces en el sur de EE.UU. Es quién pega a una mujer, quién desprecia a un inmigrante, quién explota a otro ser humano.

“Si le pones empeño y dedicación, pocas cosas son imposibles.”. Pensaba, no hay que convencer al 100% a la gente, simplemente hacerles reflexionar que podrían no estar en el total y absoluto poder de la verdad.

El éxito de un país no reside en que todos sus habitantes sean ricos, sino que sean libres. Pero en la lucha del racismo, no solo esta encender hogueras, en quemar contendedores, en romper cristales, está en hacer entender con palabras a quienes piensan diferente de que, si sumamos todos, ganamos, sino perdemos todos.

Él denomino al proyecto del mundial de Rugby como un proyecto humano, no deportivo. Quería darle otro sentido a ese juego, a esa camiseta. Quería que cada uno pudiese inspirarse para que lo pudiese hacer a los demás. En un momento de la película recuerda que parte de su inspiración le vino el día de la inauguración de los juegos olímpicos de Barcelona 92. Increíble ese espíritu del COBI, que estamos implorando ahora, le llevo aliento. Una pena que esta sociedad 30 años después lo haya perdido por completo.

No basta con recordar como hacen en EEUU, el tercer lunes de enero la figura de Martin Luther King.  Aquel joven premio de la Paz de 1964. Un gran ser humano que marcó un antes y un después, que posiblemente pronuncios uno de los mejores discursos nunca oídos. “I have a dream” (Tengo un sueño), el cual encerraba su deseo de que las personas blancas y afroamericanas fueran tratadas por igual. Era el 28 de agosto de 1963. En el dijo frases como “No habrá ni descanso ni tranquilidad en Estados Unidos hasta que el negro tenga garantizados sus derechos de ciudadano. Los remolinos de la revuelta continuarán sacudiendo los cimientos de nuestra nación hasta que emerja el esplendoroso día de la justicia”. Hoy vemos que pese a tener tantos años, está más vivo que nunca.

Ante miles de personas manifestó los problemas de la sociedad americana, hoy en pleno siglo XXI, siguen latentes. Igual que el resto de las discriminaciones en todos los países del mundo. Por raza, pensamiento, procedencia, creencias, por género.  Él dio su vida, como Mandela dio 30 años de su vida en la cárcel. Mandela consiguió que aquella última patada de la final, toda la fuerza de un país cargase esa pierna para dar un título que marcó un antes y un después para su pueblo.

Una envidia sana por no haber tenido un dirigente aquí en estos momentos para darnos lecciones, para quitar barreras, lazos, estupideces de pulpitos políticos, de atalayas de sillones de poder. Porque no olvidemos aquello que no enseño, “Soy el capitán de mi alma y soy el dueño de mi destino”.

No lo olvides nunca. Sino no podremos ganar ningún partido más y necesitamos a todos los jugadores.

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