PANTER VITA ECO
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Hoy más que nunca, el cine tiene que rendir un gran homenaje a uno de los más grandes rostros de la pantalla, que nos dejó hace pocos días: Sean Connery. Ese escoces universal, en cientos de personajes, de películas, de grato recuerdo y culto para muchos. Un nuevo artículo de nuestro colaborador, El Bricolador Enmascarado.

Siempre lo recordaremos por una frase, “Bond, James Bond”, posiblemente haya sido el mejor, el más grande los que lo han interpretado. Con esa cara de pillo, con ese talante tan inglés, pese a tener el corazón con falda de cuadros escocesa. 

Desde que en 1962 fuese el primero en decir esa famosa frase en “Dr. No”, hasta la última película en 1971 con “Diamantes para la Eternidad”, Sean Connery  nos dejó en nuestra retina cientos de escenas, de frases, de ese impecable smoking de “Agitado, pero no movido”.

Pero creo que hoy podríamos decir, que la película que nos gustaría poder dedicarle, puede que por su título sería “Nunca digas, nunca jamás”, de 1983. Realizada por una productora diferente al resto de las anteriores, dirigida por Irvin Kershner. La historia narra la batalla entre ese Agente del MI6, con “licencia para matar”, que intenta que la Organización Spectre no haga explotar unas armas nucleares que han robado.

Como siempre en sus aventuras, habrá un poco de todo, mucha acción, lindas y hermosas compañeras de reparto (Kim Basinger, Barbara Carrera, etc). Recorre muchos y espectaculares lugares, como las Bahamas, lugar en donde acabaría sus días. Como siempre, en el último minuto e instante consigue su propósito de salvar el mundo. Por ello, hoy quiero hacer un especial y particular homenaje.

Para ello nos vamos a centrar en un personaje, ficticio o no, eso ustedes lo decidirán al final de este escrito. Nos referimos a ese vendedor de toda la vida, elegante, de 21 botones, hasta en el propio verano. Con un traje perfectamente planchado, con corbata, con pañuelo en la solapa, cartera de trabajo a juego.

Pues bien, nuestro personaje llega hasta una ferretería, una de esas de toda la vida. Con amplio mostrador, con un propietario de bata azul, con boli en la oreja y libreta de anillas para apuntar. Al entrar, lo busca hasta encontrarlo, pese a que el propietario trata de esconderse tras unas estanterías: “Buenos días, Sr. Pedro. Si tiene un momento…”.

El pobre hombre, descubierto, sin más remedio asiente con la cabeza y mira hacia adelante. “Soy Bueno, Jaime Bueno, ¿se acuerda de mí?” Como para olvidarlo, la última vez estuve tres horas y porque le cerró la tienda. Pues en un abrir y cerrar de ojos, puso sobre ese mostrador repleto de cosas, una de sus maletas, saco un catálogo de esos de 1000 páginas, curtido en mil batallas. Los ojos del pobre ferretero comenzaron a dar mil vueltas, “Si me permite le muestro lo que hay de novedades”.

Rápido como el más veloz de los cohetes de James Bond, saca un artículo que parece más bien creado por el mismo “Q”, fiel y resignado inventor de la saga, “Es el último grito en robot de cocina”, afirmó Jaime, “sus clientas no pueden estar sin él, seguro que será la sensación de su pueblo si lo venden”. Respuesta del ferretero: “pues no me lo han pedido nadie...”.

Rápido, ágil, como si lo persiguiesen los esbirros del Dr. NO, saca del otro brazo un artículo de otra de sus maletas, que había sacado de su Jaguar, modelo de ya hace unos años. “Pues seguro que este batidor, exprimidor, que hace las claras de huevo a las mil maravillas, será el regalo de estas navidades””. Casi sin fuerzas para reacción, el Sr. Pedro, encoje los hombros y afirma, eso o lo lleva mi mujer “Moni...ca”.

Al oírlo su esposa, trata de huir por la puerta lateral, pero Jaime Bueno hace un salto tras el mostrador, eso sí, sin arrugarse el traje, sin despeinarse, y tomando de la mano a la Sr. Moni le dice, a sus pies, “estoy Agitado ante tanta belleza”, como no había reparado antes en ella. La pobre mujer no sabía dónde esconderse, como salir de ese presunto asalto al poder.

“Estoy ESPECTRADO”, permita que le obsequie con este boli, que además toma fotos, puede coser, es lupa, incluso tiene un pequeño reloj en la parte central. La Sr. Moni piensa que no le encuentra utilidad real, pero lo acepta.

“Bien, mi querida Moni…ca, este el obsequio por la compra que me han hecho del robot, modelo 007 y de esta gran batidora doble 00.  Piense que ni si tan solo viviendo dos veces podría encontrar nada igual”. La afligida compradora dice que ella no ha dicho que quería comprar nada, “pero como me dice esto señora mía, acabamos de caminar por la cara oculta de la luna, esto es solo para sus ojos. Si ya se ha quedado ese gran regalo, super útil, como va a rechazarlo ahora. Vera como se lo quitan de las manos”.

Mientras, su esposo quiere escapar, aunque sea a otro planeta, en una nave espacial. Jaime lo detecta, gira 180 grados, mueve otra de sus maletas, saca rápido un taladro super sideral, como si se tratase ‘De la propia Operación Trueno’. “Sr. Pedro esto es para usted, es gratis”, si gratis. Poniendo la cara del malvado de Goldfinger.

“Bueno, si es gratis lo acepto” · Pues bien… “es el regalo por la compra de las 10 unidades del último modelo de Moonraker”. Ese desgraciado tendero, quería morirse, pero reacciona diciendo:
“Sr. Jaime me dijo no?
“Si, Bueno, Jaime Buen”.
¿Si le compramos estos, se ira ya… le ruega el propietario y su esposa? Nuestro protagonista la piensa. Mira su reloj de imitación de Rolex, y dice:
“Pues si claro, ya he conseguido mi objetivo y además solo quedan 2 minutos para que ustedes cierren”.
Ni se lo pensó el Sr. Pedro y su esposa la Sra. Moni. Entonces, Jaime, recoge sus maletas, besa la mano de la amable señora, le da la copia del pedido al asustado señor de bata azul, que recibe casi con miedo esos dos bolis de promoción. No fuese que aún comportasen otro pedido.

Sale por la puerta, con ese porte, arreglándose el traje, el pelo, silbando una melodía de Grace Jones, algo así como ‘Panorama para Matar, ¿qué hubiese sido lo siguiente en pasar dentro de la tienda si llega a sacar cualquier otro gachet, para intentar vender algo más?

Monta en su jaguar, reluciente, aparcado en la puerta, no sea que alguien se lo ensucie o le pueda hacer algo. Porque no olvidemos Jaime, Bueno, tiene licencia para vender, aunque sea matando a sustos a los clientes, que ahora parecen parte del ejercito del Dr. NOOOOOOOO, que piensan que no lo volverán a ver más, “pero nunca digas, nunca jamás”.

¿Es ficticio o no nuestro personaje?, “porque solo los Diamantes son para la eternidad” el resto de las cosas solo tienen 2 años de garantía o menos.

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