PANTER VITA ECO
  • Facebook
  • Twitter
  • Google+
  • LinkedIn
  • Compartir:
  • Compartir en Facebook
  • Compartir en Twitter
  • Compartir en Google+
  • Compartir en LinkedIn

Si un troll gigante ataca a nuestros amigos, jugando en equipo podemos hacerlo caer, pero si lo hacemos solos, sin coordinación, creyendo que no somos importantes, que todo depende de otro, ese Troll nos aplastará.

Hoy nos vamos hacia un lugar mágico, hacia un relato de un mundo diferente, hacia una saga que fue pionera en su momento, nos referimos a Harry Potter y la piedra filosofal, basada en el libro de la autora J. K. Rowling, dirigida por Chris Columbus en 2001. A día de hoy es una de las mujeres más ricas del Reunido Unido, antes de ello, era una escritora en paro, y esa novela fue la primera de una larga saga de libros y películas. El reparto estuvo integrado por Daniel Radcliffe, Rupert Grint, Emma Watson, Richard Harris, Maggie Smith, Robbie Coltrane, Alan Rickman e Ian Hart.

La historia sigue a Harry Potter que al cumplir 11 años, descubre que es un mago, por ello  ingresa en el Colegio Hogwarts de Magia y Hechicería para comenzar su entrenamiento como tal. Es Huérfano y ha tenido que pasar muchas calamidades viviendo con sus tíos despostas y crueles. Sus padres fueron asesinados por el maléfico Voldemort, él pudo vencerlo, le dejo una cicatriz. Lo que le hizo ser muy famoso en el mundo mágico. Ya en el colegio, vive diferentes aventuras y peligros, sobre todo con el mago Voldemort, que quiere hacerse con una misteriosa piedra filosofal, que le devolverá a la vida como mortal. La historia está llena de momentos divertidos y otros que no lo son tanto.

La película cuenta con personajes muy peculiares como Rubeus Hagrid, ese grande que siempre cuida de Harry, que le ayuda a comprar las cosas, que siempre está pendiente de él. O los profesores que no se sabe hasta el final si son personajes buenos o malos.

Y os preguntareis, que tiene que ver, ese mágico mundo, ese colegio de otra era, con nuestro mundo, con nuestro sector. Pues yo creo que mucho. Cuando Harry va a comprar en esa calle escondida en el Londres del siglo pasado, pese estando en el presente, al llegar a la tienda de las varitas mágicas, ¿quién no ha recordado muchas, demasiadas tiendas, que tienen ese aspecto, esa manera de colocar las cosas? Parece que no ha pasado el tiempo para ellos, que el siglo pasado se quedó allí encallado. Que, si conocen a todos sus clientes, incluso al padre, al hijo y al nieto, que saben de todos sus pequeños gustos y secretos. Pero si con esa apariencia de otros tiempos, que no por eso, eran mejores.

Quién no ha creído que nos es posible conseguir un proyecto a una venta complicada, pues si Harry pudo conseguir atrapar aquella pequeña bola en ese su primer partido, porque no podemos hacerlo nosotros. Cuando vamos a presentar ese producto nuevo, o a volver a ver y vender a ese cliente abandonado desde hace demasiado tiempo. No hemos de tomar esa escoba voladora, solo necesitamos ser conscientes que sí creemos en lo que hacemos, en lo que tenemos a nuestro favor, podemos con todo.

Que, si un troll gigante ataca a nuestros amigos, jugando en equipo podemos hacerlo caer, pero si lo hacemos solos, sin coordinación, creyendo que no somos importantes, que todo depende de otro, ese Troll nos aplastará.

Si entrar en el bosque oscuro, maligno, nos da miedo, nos da terror, puede que sea porque vamos solos, porque no sabemos cuáles son nuestras fuerzas, que ese unicornio blanco era nuestra última oportunidad, pero no es así, si esperamos lo inesperado un centauro nos podrá rescatar. Pero en la realidad, ese animal mitológico, solo podrá ser ocupado por el compañero de nuestro lado, en nuestra empresa. O bien por el por el socio de nuestra central de compras que puede que sepa de aquello que nosotros desconocemos, o simplemente que la unión de ambos hace mayor y mejor nuestro propósito.

Los perros de tres cabezas solo existen para no dejarnos pasar por nuestros propios miedos.  Ese que no nos deja reformar las tiendas, ese que no nos permite encender las luces de los establecimientos para que parezcan siempre en penuria.

Si jugamos una partida de ajedrez mágico, en donde al perdedor le cortan la cabeza, eso sí es real, para aquellos que no dejan el pasado atrás, que se empeñan en varitas mágicas, en lugar de mirar al futuro, la partida de ajedrez está perdida de antemano. No hay Reina que nos salve. Solo podemos esperar a ser decapitados, a que otro negocio ocupe nuestro lugar…

Luchemos contra ese malvado mago, hagamos cruzar ese lago de barcas que conducían hasta ese misterioso colegio, llegando al futuro, siendo parte de él. No nos quedamos encallados en el andén 9 y ¾, que, sí que existe para mucha gente, para demasiada…

  • Compartir:
  • Compartir en Facebook
  • Compartir en Twitter
  • Compartir en Google+
  • Compartir en LinkedIn