PANTER VITA ECO
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Todos nos sentimos un poco Shrek, incomprendidos, inadaptados. Pero porque no hacemos de esa diferencia una ventaja. Porque no dotamos a nuestros negocios de un hecho diferenciador, damos al consumidor esa pizca de magia que hay en esta historia.

Empezamos el nuevo año con ilusión, ambiciones, metas. Y que mejor excusa para recordar una de las películas que marcaron una época y hacen reflexionar. Hablamos de Shrek, una película de 2001, dirigida por Andrew Adamson y Vicky Jenson, y que se basa en el libro de William Steig, que se podría considerar como el anticuento de los cuentos de hadas. Es un cumulo de los antiestereotipos. Con una banda sonora extraordinaria.

La historia narra las aventuras de Shrek que es un ogro verde, muy gruñón, que no quiere compartir su vida con nadie, le encanta la soledad de su casa. Es feo, asqueroso, no le gusta la gente. Conoce a un burro parlante, juntos formaran una de las mejores parejas del cine de animación. Esa noche, su ciénaga es invadida por innumerables personajes de cientos de cuentos. Estos están huyendo de las tropas de Lord Farquaad, que odia a todos esos personajes. Muy acomplejado por su corta estatura. Shrek acude a Duloc, para pedir que deje que perseguir a estos personajes y que así puedan marchar de su pantano.

Farquaad que habla con un espejo mágico, el cual le dice que para ser rey debe casarse con una princesa. Entre las diferentes opciones elige a la princesa Fiona, prisionera en un castillo con un dragón. Acuerda con Shrek que, si rescata a la princesa, le devolverá su ciénaga libre de todos los ocupas que tiene. Shrek y Burro, consiguen rescatar a Fiona de las garras del dragón, a la par de que Burro se enamora del dragón que es una hembra enamoradiza.

Fiona, durante el viaje de vuelta a hacia Duloc, se transforma en Ogro, ya que durante el día es Princesa y por la noche adopta esa forma diferente. Ella tenía esperanza de que Shrek la quisiese rescatar por iniciativa propia y no por encargo del Lord. Pese a todo ella se enamora de ese ogro adorable y gruñón. Tras un malentendido, casi están a punto de sellar su amor, pero no es así. Ella acepta la proposición de matrimonio del Lord, pero debe ser antes del anochecer, antes de su transformación.

Gracias a Burro y a su dragona Shrek entiende lo que ha pasado, e intenta solucionarlo llegando antes de la boda. Justo en el momento que ella se transforma en ogro, Lo que hace que quieran matarlo a él y encarcelarla a ella. Justo en el último instante la dragona los salva, los protagonistas se besan y se casan en su pantano.

Es la madre de todos los cuentos, en donde podemos ver a caperucita, a la abuelita, a los tres cerditos, a Robin Hood. Es en donde nada es lo que debería ser, el ogro es el héroe, en donde el burro es el corcel, en donde el príncipe es pequeño y bajito. Donde Shrek se siente rechazado por su aspecto, por su condición, como en tantos casos podemos apreciar en nuestra sociedad de hoy en día, donde prima más el aspecto, el qué dirán que la verdadera esencia de lo que llevamos dentro.  Despreciamos en ocasiones a un pequeño negocio del lado de nuestro hogar por no ser lo más Chic del mundo, por no tener la apariencia que desearíamos. Dejamos sin poder descubrir lo que nos pueden ofrecer. Tenemos muchos pequeños ogros cerca nosotros mismos. Sentimos que en muchas ocasiones no encajamos, estamos en contra del mundo, nos sentimos ogros feos y tontorrones, por no tener ese trato, esa oportunidad por ser algo diferentes. Por no ser los más guay.

Todos tenemos esa misión descabelladas, ilógica de luchar contra ese dragón fiero, que no es dulce y delicada como el de la película, esa es nuestra lucha secreta. En el trabajo, con nuestros compañeros, con nuestros proyectos, para poder sentirnos parte de algo más grande. Sabemos que esa torre es muy alta, que el puente sobre el azufre en llamas nos puede quemar, que no llegaremos hasta el último escalón de esa empinada torre.

Somos el propietario de nuestra propia ciénaga, en donde nos invaden esos pequeños personajes de cientos de cuentos. Que parecen desvirtuados en nuestros sueños infantiles. Donde es la princesa la que salva al príncipe, donde lo normal es anormal e ilógico. Somos parte de un universo de fantasía real, debemos saber que nada es imposible, los sueños son para cumplirlos, los cuentos pueden llenarse de realidad. Debemos ser conscientes de que todo es real en la fantasía, que una puesta de sol puede transformarlo todo.

Todos nos sentimos un poco Shrek, incomprendidos, inadaptados.  Pero porque no hacemos de esa diferencia una ventaja. Porque no dotamos a nuestros negocios de un hecho diferenciador, damos al consumidor esa pizca de magia que hay en esta historia. El nuevo consumidor busca que todo sea un poco “Verde”, de ese color del ogro, en donde sepan su nombre, en donde se pueden aconsejar de todo aquello que en otro lugar no llegaran nunca a saber que quiere ni necesita.

Alejemos de nosotros el ocaso del sol que cambie nuestro aspecto.  Hagamos que nuestra verdad prevalezca ante todo lo demás. Seamos diferentes para poder sumar, para crear una mejor realidad. Creamos en que ese pequeño negocio, esa tienda familiar se merece formar parte de la vida de nuestros vecinos aportando un valor real.

No demos por hecho que por ser pequeños o diferentes hemos de ser importantes. No seamos burros, poniendo siempre el yo por delante, sin saber compartir y sumar con los demás, con los compañeros de proyectos, por todo lo que realmente llevamos dentro.

Para que podamos hacer que nuestro particular cuento, para que en nuestra vida podamos poner la mítica frase "y vivieron feos para siempre".

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