PANTER VITA ECO
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Hoy he buscado en el baúl de los recuerdos para poder hablar de una de las mejores obras jamás escritas, por el mejor escritor de todos los tiempos. Me refiero a William Shakespeare. En concreto hablamos de una de sus mejores obras, Hamlet. Un nuevo artículo de nuestro colaborador El Bricolador Enmascarado.

Hoy nos centraremos en la versión realizada en 1990, dirigida por Franco Zeffirelli, con un reparto que creo una atmósfera realmente real, que te podría trasladar a la antigua Dinamarca. Estuvo protagonizada por Mel Gibson, junto a Glenn Close, Alan Bates, Paul Scofield, Ian Holm y Helena Bonham Carter, en los papeles principales.

La historia, triste y desgarradora, narra, la muerte de Hamlet, el Rey de Dinamarca. Su hijo, también llamado Hamlet, afligido por su muerte, ha de ver como en un breve tiempo su madre Gertrudis, y su tío Claudio, hermano del difunto rey, se casan. Subiendo este, al trono del reino. Esto crea mucha confusión en el príncipe. Sobre todo, porque el espectro de su padre, le relata que fue asesinado por su hermano. Le clama venganza y esto le hace caer en la locura, en una profunda depresión. El príncipe está convencido de que ha de vengar a su difunto padre, lo que va a acarrear una serie de trágicos acontecimientos. Sobre todo, tras una representación teatral de unos cómicos que desencadena la muerte de unos, la locura de otros, intrigas, asesinatos, traiciones. Todo hasta finalizar con la muerte de Hamlet, de su madre, de su amigo, de Ofelia su amor, y concluyendo con la muerte del Hermano traidor.

Una tragedia en toda regla, un clásico del cine, del teatro... es un trozo de la historia de la literatura. Con frases que han quedado para la historia. Ser o no ser.

Pues en esa creo que está nuestro sector, Ser o no ser. Que ha de ser ahora en estos momentos de locura, de convulsión, de intrigas supuestas, de muertes de seres queridos, de amigos que se van sin saber bien por qué. No tenemos esa calavera delante nuestro, como mostraba el príncipe en sus manos, pero tenemos miles de noticias que no sabemos ni cómo interpretar, ni de donde salen, ni a donde van. Nos dejan helados, sin palabras que articular, como al joven Hamlet, que en la fría muralla del castillo contempla al espectro de su padre.

No tenemos conocimiento cierto de que vendrá del futuro, no podemos saber si lo que pensamos o sabemos es parte de una locura, de una representación de cómicos ambulantes, cuando podemos escuchar lo que dicen aquellos que se dicen nuestros gobernantes. Algunos que han realizado alianzas sin sentido, como la que pedía el rey de Dinamarca a sus amigos de Inglaterra para que asesinasen a su sobrino.

Vivimos en una constante desarmonía, con traiciones propias de palacio, de novelas de antaño, pero que por desgracia son de actualidad reciente. Incluso en las alianzas y fusiones de nuestro propio sector, en donde muchos no saben a qué vienen, a donde van, si tienen sentido. O simplemente son espectros de una noche fría, que quieren dar un nuevo giro al futuro.

O con dirigentes que prometen amor eterno a un señor, a un reino, para en pocos meses dejar de ser sus vasallos, para empuñar nuevos estandartes que den otro sentido a la batalla de cada día.

Creemos en amores eternos, como decía Hamlet, pero que al mínimo problema, cerramos los ojos, dejamos su sendero, para tomar el opuesto. Nada es para siempre, solo es constante el momento efímero que tenemos entre nuestro pensamiento y nuestro aliento que lo dice, con suave voz entre nuestros labios.

La historia de Hamlet es una de las historias trágicas de su creador, como lo fue Romeo y Julieta, o el Otelo. Por ello, no dejemos que nuestro sector sea hoy por hoy una más. Busquemos en que poder mejorar, que los fantasmas de la noche helada, no nos paralicen, que nos permita pensar, que veamos que son reales y cuáles no.

Sepamos dar luz a lo que tenemos en positivo, salvemos las alianzas que suman, dejemos atrás las que restan, o simplemente que veamos que no pasarán de esa noche sin sentido, para llegar a un amanecer real, duradero. Veamos quienes son nuestros compañeros de viaje, si son de fiar, que nos aportan. Veamos que camino nos van a llevar, si queremos que la corona que lleva ese reino, sea la que nos ha de guiar por un mar embravecido o por un rio sereno.

No hay promesas eternas, no hay pociones mágicas, salvo aquellas que pueden ungir la espada de nuestro rival, con un veneno mortal, que igual que este virus, helará nuestras venas, nuestro último aliento, para hacer que caiga la copa del veneno que nos quita de esta trágica historia.

Seamos valientes, luchemos con la armadura de la nuestra experiencia, para salir victorioso en el nuevo día, demos un futuro a nuestro sector… porque es Ser o no ser.

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