PANTER VITA ECO
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No hay una apuesta limpia sin que veamos la intención de muchos. Un nuevo articulo de nuestro colaborador, El Bricolador Enmascarado.

Hemos seleccionado para hoy un clásico del cine, una película estadounidense de 1973, protagonizada por dos leyendas, Paul Newman y Robert Redford. Hablamos de El Golpe. Nos narra una gran historia que tiene lugar en 1936, en plena Gran Depresión. Johnny Hooker (Robert Redford) es un estafador en el pequeño pueblo de Joliet, Illinois, un especialista en el famoso "timo de la estampita" de una víctima confiada con la ayuda de sus socios Luther Coleman (Robert Earl Jones) y Joe Erie (Jack Kehoe).

Por las repentinas ganancias, Luther decide que es el momento de retirarse y aconseja a Hooker que busque a un viejo amigo, Henry Gondorff, en Chicago, de quien puede aprender todo dentro de este negocio. Poco después, los dueños del dinero al que pertenecía el correo matan a Luther.

Henry Gondorff y Johnny Hooker quieren vengar la muerte de su amigo a manos de esos mafiosos. Para ello urdirán un ingenioso y complicado plan con la ayuda de todos sus amigos y conocidos. La historia nos narra con todo lujo de detalle cómo se prepara el gran timo, el gran golpe. Muestra cómo se le pone el anzuelo en una partida de póker en el tren, previo robo de todo su dinero. Cómo todos hacen trampas con las cartas. Cómo se puede organizar una ficticia oficina clandestina de apuestas, con todos los ingredientes de crear una falsa ilusión.

El final, para que aquellos que no lo han visto mejor no revelarlo, pero es genial. La puesta en escena es genial, el guion estupendo. Esta película ganó siete Oscar de la academia.

En este momento, como siempre, la pregunta es qué tiene esto que ver con nuestro mercado. Mucho no, muchísimo. Todos, absolutamente todos, somos, y digo somos, parte de estos personajes de la historia. Desde los vendedores a los que queremos colocar aquella partida que no la compra nadie, a ese cliente despistado, por un módico y abusivo precio. Prometiendo al pobre cliente que se hará de oro con ella. Pasando por ese cliente engañado, que antes de reconocer que ha sido liado por el vendedor, intentará colocárselo a un consumidor más despistado que él.

Porque quién no ha visto ofertas de pinturas que tenían más de 10 años a precios de oro. Cuando, si se lo vendían por un 1 euro, ya era mucho. O siliconas casi o ya caducadas. ¿Es o no es un pequeño golpe para poner salida a algo que ya no tenía valor? Es jugar con las cartas marcadas de alguna forma.

O si hablamos de internet, esos sí que son profesionales, enseñan una cosa, como el truhan del vaso con la bolita dentro, para luego no saber dónde se encuentra. A cuántos no nos ha pasado lo de comprar una cosa, no recibirla, o si la recibes no es lo que querías, lo que ponía la foto, o de la calidad esperada. Pero si además intentas la devolución, se te puede hacer de noche. ¿Es o no un abuso, aprovecharse del prójimo de una forma u otra?

O esos folletos del primero de mes. Llegas a los 10 minutos de abrir la tienda y, siendo el primero, te dicen tranquilamente que ya no quedan. Producto desde luego, pero poca vergüenza les sobra para rato. ¿Es o no una pequeña “estafita” o un timo de esos de la estampita?

O el compre 3x2, y puede que pagues más cara la oferta que el precio regular de hace una semana. Lo peor es cuando le muestras la foto al dependiente, se le queda cara de extraterrestre y te dice que será un error.

El error lo has hecho tú a la hora de comprar allí. Pero, si pueden, se quedan con tu inocencia, como aquel pobre que quería aprovecharse del que le ofrecía 5000 dólares, para ir a ingresarlo al banco, luego comprueba que son papeles de periódico. De una forma u otra, recibimos el mismo trato.

O en esas muchas tiendas donde no hay precio, ni lo van a poner, por mucho que la ley lo obligue. Llegas al mostrador, el dependiente, sin mirar el ordenador o el catálogo, te dice 12 euros. O es que tiene un pc en la cabeza, con 20 GB de memoria, o el precio lo ha determinado la cara de primo del comprador. Sobre todo cuando le dices, la semana pasada me cobraste 10... Y va el superdependiente y te contesta, perdón ha sido un error, pero sin mirar nada… ¿Están o no marcadas las cartas?

Es que no hay una apuesta limpia sin que veamos la intención de muchos. Vuelos desde 24 euros… será a Marte, porque a Alicante acaba costando 120 euros ¿Cómo? pues no se sabe. Porque te obligan a sacar la tarjeta de embarque, paga, a escoger asiento, paga… a pagar con tarjeta y te cobran un cargo por pagar con ella… ¡Pero si me han obligado a pagar con la tarjeta!

O una compañía de teléfonos, que mejor no decir su nombre, quiere cobrar a un pobre hombre, que se le ha derrumbado su apartamento, donde ha muerto su compañera y el hijo. Pues esta amable compañía dice que o devuelve el router o que pague los 150 euros, que los motivos que aduce no están dentro de los que contempla el cuestionario.

Son o no gánsteres peores que los de Chicago. Al menos a estos los veías venir. Ahora se llaman corporaciones con servicio al cliente, vamos, estafadores que se respaldan detrás de un contestador.

Todos, de una forma u otra, somos o hemos sido un personaje de esta película. El que no lo sea, es que es de otro planeta. Pero en el nuestro hay muchos actores diferentes que encontramos cada día. Porque no lo olviden, nada es lo que parece, el ojo humano engaña a la mente.

La mano es más rápida que la vista y la avaricia es nuestro peor enemigo, pero siempre hay alguien que sabrá preparar un Golpe mejor que el nuestro ¿Lo quieren apostar?

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