PANTER VITA ECO
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El sentido común es el menor de los sentidos usados. Por desgracia. Un nuevo artículo de nuestro colaborador el Bricolador Enmascarado.

Buscando en el baúl de los recuerdos, encontré una joya, una de esas películas de culto, de las que marcan una verdadera época. Y es que, quién no ha escuchado su música o bailado en una discoteca a su ritmo. Hablamos de los años 70, más concretamente de 1977, es Saturday Night Fever (Fiebre del sábado noche), con un álbum de ensueño, Bee Gees, Tavares, Kool & The Gang, The Sunshine Band, etc. Uno de aquellos superventas de la época y de muchas otras. Fue la gran película de John Travolta, junto a Karen Lynn Gorney, y con John Badham como director.

Nos narra la historia de Tony Manero, este nombre quedará en los anales de la historia de la música y cultura disco de muchas generaciones. El protagonista, italoamericano, de los barrios de Brooklyn, trabajador de una droguería, “se transforma” todos los sábados por la noche, con sus amigos en una mítica discoteca, Odisea 2001. Nació en el seno de una familia con problemas, donde el referente es su hermano mayor, sacerdote, que más tarde abandonaría su vocación, algo que trastocaría a sus padres. Las peleas y discusiones son habituales en su hogar. Pero él es el rey del baile, de la discoteca, se siente bien bailando, las mujeres le adoran. Es el líder de sus amigos. Todas quieren bailar con él, ser su novia. 

Hasta que conoce a Stephanie Mangano, de la que queda prendado por como baila, por su cultura, por su posición. Ambos intentan entrenar para un concurso de baile en la discoteca donde van siempre. Finalmente ganan, pero Tony considera que el resultado no es justo y le da el premio a la segunda pareja. Tony intenta tener una relación amorosa con Stephanie en sus sesiones de baile y prácticas para el campeonato, pero ella lo rechaza. Todo esto lleva a Tony a dejar su barrio, su trabajo, su confort, para intentar cambiar de ambiente, para ir cerca de Stephanie, a vivir en Manhattan, y progresar en su vida y en su relación con ella.

Y llega ese momento de la pregunta, ¿qué tendrá que ver todo esto con nuestro sector? Como siempre, mucho.

Hablamos de gente que vive en un barrio humilde, con problemas, con gente que no quiere, que no sabe salir de su zona de confort, de su monótono día a día. Ellos lo disfrazan de sábado noche, es el momento en el que pueden evadirse de todo, creer que en una pista de baile todo vale, que se acaban las preocupaciones. Fumar, tomar pastillas y alcohol les salva de volver el lunes a su monótona vida.

A su familia, el tener un hijo sacerdote le da un caché que no tienen, lo que hace que a la madre no lo importen las razones que llevan a su hijo a abandonar su vocación, solo le importa el qué dirán. Es vivir de espaldas a la realidad, a la superación, a todo, solo por las apariencias.

Cuántas veces podemos ver negocios que no sabemos ni por qué aún están abiertos, con la pintura de hace 20 años, con el mismo escaparate de hace una década. Para ellos está bien, su zona de confort les impide ver más allá. Los vendedores que no quieren, no saben, ni les importa mejorar en lo más mínimo sus conocimientos, que ni saben cómo funcionan sus propias empresas, sus propias condiciones laborales. Para qué, si así ya les va bien.

Hasta que hay un problema. O hasta que ven que todo lo anterior no vale, que salir fuera de esa zona de confort tiene peligro, que si cambian ya no será todo tan sencillo. O aquella tienda que reacciona porque aquella gran superficie va a abrir. Lo cierto es que siempre vemos lo que hacen los demás. ¿Por qué no analizar qué no hacemos bien nosotros, o en qué tenemos que mejorar?

El sentido común es el menor de los sentidos usados. Por desgracia. Tony intenta no dejarse llevar, no ir con las chicas porque sí, sin un motivo. Él cree que el baile es una superación, que se puede llegar a algo por medio de él. Que no es suficiente el estar toda la vida en una droguería. Su padre se ríe de su aumento de 4 dólares, cuando él está parado, sin buscar trabajo. La superación tiene premio, el estar en una silla esperando que te llegue la oportunidad de tu vida no. Evolucionar es necesario, si no, te quedas estancado.

Por ejemplo, uno de sus amigos no ve salida a su situación, ha de hacer lo que le dice todo el mundo, no es capaz de hacerlo y se quita la vida. Y su hermano lo demuestra, había iniciado la carrera del sacerdocio porque era lo que querían sus padres, no lo que quería realmente él. La mejor frase de la película se la dedica a su hermano: “La única forma de sobrevivir es hacer lo que uno quiere ser en esta vida, de lo contrario no vives, no evolucionas, solo mueres en vida”.

Dejemos los miedos atrás, cambiemos aspectos, rutinas, pintar tiendas, escaparates nuevos, demos motivos diferentes a los clientes para seleccionarnos como sus tiendas de referencias. Salgamos a la calle a vender con algo más que la cartera. Conoce tu empresa, cómo funciona, cómo se mueve el mercado, qué marcas hay, qué precios hay. Sepamos qué hay en la economía del país, qué pasa en el mundo. Dejemos que la zona de confort se enfríe un poco, que no sea tan cómoda.

De lo contrario, nos acabará sumiendo en un letargo. Eso no es bueno, busquemos un sábado noche donde mover el cuerpo, donde un ritmo y un baile nuevo nos saquen del sueño, que parece que nos es eterno.

Que no pare la música nunca. Viva por siempre Tony Manero.

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