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La plataforma digital para la mejora del hogar subraya que los tres sistemas más utilizados para la construcción de piscinas en azoteas son el poliéster, el acero inoxidable y el hormigón proyectado.

Con la llegada del verano, muchos usuarios se plantean la idea de instalar una piscina en el ático, la azotea o la terraza de las viviendas. Sin embrago, es un proyecto que deberá estudiarse con detenimiento, no sólo por el espacio físico, sino por el peso de la infraestructura y los problemas que puede generar en nuestra vivienda y en el edificio.

Por esta razón, desde la plataforma digital para la mejora del hogar, habitissimo, ofrecen algunos consejos que debemos tener en cuenta a la hora de plantearnos la construcción de una piscina en nuestra vivienda.

Es de vital importancia calcular la cantidad de refuerzo que se necesita para aguantar el peso de una piscina. Para ello, debemos conocer el peso exacto de la piscina y el peso del agua que necesitamos para llenarla. Después, es imprescindible conocer la antigüedad de la vivienda, el tipo de forjado del edificio y su resistencia máxima. “Esto es necesario hacerlo incluso si decidimos colocar una piscina hinchable”, advierten desde habitissimo. En este sentido, para conocer si es posible instalar una piscina, debemos realizar un estudio técnico de las características del forjado y de la estructura vertical del edificio. Para ello, “será necesario consultar con un arquitecto para que estudie la estructura del edificio y determine si es posible su instalación o no dependiendo del lugar” indican desde la plataforma digital.

En cuanto a los materiales, subrayan que los tres sistemas más utilizados para la construcción de piscinas en azoteas son el poliéster reforzado con fibra de vidrio, el acero inoxidable y el hormigón proyectado. Sobre el poliéster reforzado con fibra de vidrio, explican, “es una opción muy rápida de instalar, aunque con limitación en las medidas y modelos”. Además, requiere de un mayor mantenimiento que otro tipo de materiales para piscinas. Por otro lado, las piscinas de acero inoxidable tienen un mayor nivel de resistencia, con una perfecta estanqueidad y, en comparación con las piscinas de poliéster, presentan un mayor grado de libertad para el diseño. Asimismo, no necesitan un mantenimiento muy complicado, son ligeras y no se decoloran.

Las piscinas de hormigón proyectado se construyen mediante un sistema que consiste en la proyección a alta presión de hormigón que permite su adherencia sobre paredes y suelo. Esto posibilita poder construir sobre cualquier superficie con alta resistencia. Y, a su vez, nos permite ahorrar en el transporte de maquinaria a la obra y personal, junto con una mayor estanqueidad e impermeabilidad, ambas necesarias para evitar fugas.

Sea cual sea el material que elijamos, los expertos recomiendan apostar por el doble vaso, ya que uno de estos actúa de recipiente contenedor del agua y el otro asegura evitar filtraciones a la vivienda que se encuentra en la parte inferior del forjado. Asimismo, aconsejan usar baldosa porcelánica, gresite o liner, con soldaduras de alta frecuencia para revestir.

Piscinas en bloques comunitarios

Si lo que queremos es instalar una piscina en un bloque comunitario, debemos prever que debido al peso puede que tengamos que poner un refuerzo estructural, con las molestias que esto supone para la comunidad. De igual manera, es importante saber que el propietario que disponga de una piscina en su inmueble es responsable de las afectaciones que esta puede causar a otros vecinos, por lo que, si nos animamos a instalar una, es recomendable ampliar la cobertura del seguro de nuestra vivienda.

Pedir un permiso de obras es siempre necesario, y estos varían según el ayuntamiento. Además, debemos consultar por el patrimonio urbano, ya que en algunos distritos este tipo de actuaciones están limitadas. “Es mejor realizar estas gestiones antes de llevarnos sorpresas luego que, además de la molestia, supongan un desembolso económico que no podemos asumir”, señalan desde la plataforma.

Por último, deberemos tener en cuenta que el precio final depende mucho de los materiales, el tipo de maquinaria de depuración, y si se añade o no iluminación. Aun así, la inversión media suele ser de entre 10.000 y 15.000 € para una piscina de unos 3x3 m y 80 cm de profundidad. “La principal diferencia de precio con respecto a una piscina en el terreno se fundamenta, sobre todo, en los refuerzos que se deben realizar y a las condiciones de trabajo que implican, por ejemplo, subir material”, concluyen desde habitissimo.

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