PANTER VITA ECO
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Si tienes cuarenta años vete jubilando, porque ya no eres joven, ya no estás a la última. La experiencia, el saber hacer que llevas años acumulando no tiene valor alguno para algunas empresas. Un nuevo artículo de nuestro colaborador, esta vez sobre la película ‘Cocoon’ (1985).

Hay películas entrañables en la historia del cine. Por eso hoy he ido hasta el 1985 para recuperar Cocoon, un film dirigido por Ron Howard con un gran reparto, Don Ameche, Wilford Brimley, Hume Cronyn, Brian Dennehy, Jack Gilford, Maureen Stapleton, Jessica Tandy, Gwen Verdon, Steve Guttenberg y Tahnee Welch. Nos narra las aventuras de un grupo de ancianos que se cuela en la piscina de unos vecinos sin permiso. Pero que encierra un secreto que poco a poco irán conociendo. Ellos, como por arte de magia, recuperan su juventud y sus fuerzas, vuelven a ser muy activos.

Todo viene de unos extraños capullos de mariposa de origen extraterrestre. Poco a poco nace una relación entre los ancianos y se convierten en los cuidadores de las crisálidas, los extraños cocoon, que hace que todo sea maravillosamente anormal. Luchan juntos porque la nave nodriza pueda llegar a recuperarlos, y al final los protagonistas marchan con ellos a un lugar en el espacio donde no hay guerras, ni hambre, ni enfermedades.

Esta historia es una muestra de muchas cosas. La primera es que la experiencia de los ancianos se convierte en un factor clave para ayudar a los extraterrestres a conseguir sus propósitos. La segunda es que creer en algo es esencial para llegar a las metas. La tercera es que nada es imposible si un equipo está unido.

Pues bien, es una pena que muchas cosas en nuestro mercado no sean así. Se desechan candidatos para muchos puestos por su elevada edad. Es decir, si tienes cuarenta años vete jubilando, porque ya no eres joven, ya no estás a la última. La experiencia, el saber hacer que llevas años acumulando no tiene valor alguno para algunas empresas. Hoy parece que algunos buscan personas, no edades, ni CV. Dejamos a personas de lado que pueden aportar mucho a sus compañeros, al mercado, a saber qué quieren los clientes y las situaciones de mercado.  No es necesario tener una piscina llena de energía mágica para que esas personas sean valiosas y puedan aportar a todos y a todo, en su mercado, en su empresa y a sus compañeros

Se trata de compartir con los equipos los proyectos, su por qué y cómo remar todos juntos, saber que cada pieza es vital para que el proyecto vaya a buen puerto. Es sumar, a cada escalón de la cadena su verdadero valor. Si vas solo llegas rápido, pero si vas acompañado llegas mucho más lejos.

Si no fuera así, sin la ayuda de los ancianos, los cocoon no habrían podido llegar a la nave y regresar a su planeta.

Nada es imposible si crees en ello, si pones los medios, si haces que todo lo que construye tu proyecto se base en la realidad, en lo que realmente necesita el mercado. Sumar, remar juntos es lo que las empresas y los negocios necesitan. No hay proyectos imposibles, sino planes mal hechos y peor puestos en marcha.

Si no te sientes parte de algo no aportas, no sumas, no eres más que un palo en la rueda de algo muy grande que no gira. No hemos de esperar a una piscina llena de una energía del espacio que nos de la fuerza para hacer cosas extraordinarias. Lo extraordinario es luchar unidos cada día y en cada instante para lograr pequeños avances, para conseguir pequeños éxitos entre todos.

Formemos un equipo ganador, pero de personas, que son el principal activo de cualquier actividad, de empresas, de comercios, de todo lo que se quiera hacer mover en una actividad.Tengamos un camino común, un mirar hacia adelante, hacia esa luz de la nave espacial que quiere llevarnos hacia otro nivel. Saquemos ese cocoon que llevamos dentro, que nos de la fuerza de ser el pequeño engranaje de un proyecto mayor aún. Esa luz brillara por si sola, y entre todos podemos hacer que sea la que sobresalga entre nuestros competidores, entre aquellos que no quisieron entrar en esa piscina por miedo, por temor, por monotonía.

Nos vemos en otra dimensión, en otro planeta, el de saber que seremos los ganadores de nuestros sueños.

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