PANTER VITA ECO
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Un establecimiento debe transmitir por cada pasillo, por cada estantería, lo que es esa empresa, su filosofía. Debería estar en el discurso del dependiente que atiende a esa señora que siempre viene a preguntar o a ese señor que quiere hacer una gran compra. Un nuevo artículo de nuestro colaborador, esta vez sobre la película Búho gris (1999).

Pienso en cuando luchamos por cosas especiales y creemos que estamos en el buen camino. Eso me trae a la mente una película que quiere reivindicar cosas pequeñas, pero a la vez grandes. Me refiero a un film de 1999, Búho gris. Dirigida por Richard Aftenborough y con un gran reparto: Pierce Brosnan, Annie Galipeau, Graham Greene, Renée Asherson, Stephanie Cole, Nathaniel Arcand y Stewart Bick.  

Narra la historia real de Archie Belaney, un inglés que emigró a Canadá a los 17 años, viviendo allí solo, integrado en plena naturaleza. Se hizo pasar por mestizo, a pesar de ser hijo de padre escocés y madre india. Unos años después de escribir un libro que alcanzó gran fama con el nombre de Búho gris, le ofrecieron la posibilidad de ir por toda Inglaterra para dar una serie de conferencias en pro de la defensa del medioambiente. Fue una forma de transmitir su mensaje llegando a mucha gente. En una cabaña de las montañas vive una bella historia de amor con una india, Anahareo, más joven que él. Durante mucho tiempo, vive para poder difundir su mensaje de amor a la naturaleza y el gobierno canadiense apoya su causa. Trabaja como guardabosques y es toda una leyenda, un referente. Pese a que no es ni indio, ni mestizo, su amor por la naturaleza, su mensaje hacia las personas y su relación con los animales llegó a calar en todos.

Cuando murió, publicaron su historia real, tan solo era un muchacho inglés. Pero ¿qué más da de quién venga el mensaje o de qué naturaleza es la persona? Es menos importante si se es de un lado u otro del océano. Los mensajes, su contenido, son lo importante, es lo que realmente da sentido a las palabras, a las personas que lo emiten, a las que los que lo escuchan. No es menos malo o bueno dependiendo de parte de quien vengan.

Amar la naturaleza debería ser innato en el ser humano, como lo hacían los indios de las montañas de Canadá. El mensaje que emiten las empresas hacia el mercado, hacia sus empleados, debería estar impregnado en el ADN de las compañías, en cada cosa que se hace, que se dice y que se transmite. No debería cambiar en función del directivo de turno, en función del tiempo, de las circunstancias, de si es blanco o negro. Debemos tener una personalidad propia, no prestada en función del viento que lleva el aire de la mañana.

Un establecimiento debe transmitir por cada pasillo, por cada estantería, lo que es esa empresa, su filosofía. Debería estar en el discurso del dependiente que atiende a esa señora que siempre viene a preguntar o a ese señor que quiere hacer una gran compra. Cuando atendemos a un cliente somos la imagen, somos la mejor versión que podemos ofrecer de nuestra compañía.

Somos lo que hacemos frente a los demás. Cada miembro de una empresa es la empresa, incluido el que atiende al teléfono, el que envía un mail y el que responde a una queja. No solo lo son los vendedores, la empresa es la suma de todos sus efectivos, sin importar la posición que ocupen en ella.

Sumamos siempre si queremos. Pero si no queremos, podemos restar mucho, mucho más de lo que creemos. Una sonrisa transmite mucho más de lo que pensamos, cuando entramos en una tienda y la persona del mostrador nos regala esa sonrisa, el día comienza mucho mejor.

Colocar las cosas bien en las estanterías, ponerlo todo en su lugar, también es querer decirle al cliente cómo es la empresa, cómo es la tienda en la que ha entrado. Es mostrar interés por aquellos que vienen a comprar algo.

Son cosas sencillas, simples, como el sonar de un río, que cuando crece llega al mar, pero siempre nace de algo pequeño. Igual que un solo árbol no hace un bosque frondoso, pero si cuidamos ese árbol, llegaremos a tener una montaña verde y hermosa.

Demos lo mejor de cada uno en cada jornada, en cada venta, en cada ocasión en la que podamos vender o dar un servicio de nuestra compañía.

Luchar por la naturaleza, hablando a personas que quieren escuchar, es importante, es vital para que este planeta siga vivo. Hagamos lo mismo cuando transmitamos lo que hacemos, lo que creemos que es lo mejor de nuestra vida cada día, al tomar un pedido, al hablar por teléfono. Ese río siempre puede crecer con nuestra labor. Seamos ese Búho gris cada día para dar un rayo de luz a nuestra labor.

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