Este año el encuentro se presentaba más interesante que nunca, toda vez que los fabricantes y empresarios, imbuidos en la crisis, buscaban soluciones para sobrevivir a tan difícil situación. Y sin duda los expertos que participaron en las ponencias les pusieron sobre la mesa una serie de iniciativas que si bien no son la panacea, sí les servirán de buena ayuda.
La apuesta por la innovación, la necesidad de transformar los modelos de negocios y modernizarlos, el crecimiento de las marcas blancas o adaptar los productos a las necesidades de unos clientes cada vez más clientes fueron algunas de las principales conclusiones que se extrajeron de las conferencias.
Pero si en algo coincidieron la mayoría de los profesores y expertos que se concentraron estos días en Madrid durante el congreso fue en su valoración no tan alarmista como la que se palpa en el ambiente. Y es que si bien la situación del sector a nivel global es mala, España tiene unas perspectivas de crecimiento mayores que las de las principales potencias a nivel mundial, gracias al fortalecimiento de su economía en los últimos años y a la aún escasa implantación de la cultura del bricolaje entre los ciudadanos, que hace vislumbrar interesantes oportunidades de desarrollo.