Ya lo explicó muy bien Darwin, y lo único que podemos hacer es tomar sus conclusiones como punto de partida. ‘No sobreviven los más fuertes, sino los que mejor se adaptan’. Y en un entorno endiabladamente complicado como el que nos ha tocado vivir, a la demasiado lenta recuperación se sobrepone una sucesión de cambios económicos tecnológicos, logísticos y un largo etcétera. En este escenario, pues, sobrevive el que se adapta y trabaja con estrategias a largo plazo, el que apuesta por colaborar con otros, el que no se cierra a la innovación.

 

Enorme audacia y valentía la que ha demostrado el presidente de los Estados Unidos, Barack Obama, por adaptarse a los cambios, o por provocarlos, con la apertura de relaciones con Cuba e Irán. Cambio obligado el que tendrá que asumir Grecia para cumplir con los dictados de Bruselas, si quiere mantenerse en este frente común, o antesala de frente común, que pretende ser Europa, pero esa ya es otra historia. Cambios, en fin, dolorosos e incluso arriesgados, pero necesarios para desbloquear situaciones que de otra forma sólo pueden enquistarse y empeorar.

 

Arrojo semejante al que, dentro del ámbito ferretero, han demostrado empresas, asociaciones y organizaciones feriales para hacer frente a mercados paralizados, decrecientes o en los que se han incorporado nuevos factores, llámense estos competencia asiática, cambios en la mentalidad del comprador o la aparición de nuevas necesidades.

 

Son de destacar iniciativas como las llevadas a cabo por las ferias profesionales para ser competitivas mediante un reagrupamiento. Van también en esta línea los esfuerzos desarrollados para configurar grupos como Bextok y Bigmat, y sus alianzas con Coarco, Euronics o Bricor. Y por supuesto, constituye también un cambio adaptativo la creación de APPs para tablet y smartphones, de la mano de Control integral, Ceys o Bruguer, para poder mantener su posición en el mercado, a pesar de estos nuevos tiempos.