PANTER VITA ECO
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La búsqueda de nuevos compradores en el exterior es la salida natural para una industria que asume ya demasiados años de espera para que las cosas mejoren en nuestro país.

Desde hace tiempo, las empresas del sector vienen desplegando un extraordinario esfuerzo con la vista puesta en el futuro, al destinar gran parte de sus ingresos a labores de investigación, desarrollo e innovación. Como fruto de este trabajo, podemos presumir de contar con una industria solvente, capaz de afrontar nuevos desafíos más allá de nuestras fronteras, asumiendo el reto de exportar, al que con tantos fastos se anima desde la administración pública —sin que por ello se presten desde esta última especiales ayudas ni reconocimientos a las empresas que se lanzan a la aventura.
 
La búsqueda de nuevos compradores en el exterior es la salida natural para una industria que asume ya demasiados años de espera para que las cosas mejoren en nuestro país, y por si aún queda alguien esperando su oportunidad con los brazos cruzados, el último informe del Fondo Monetario Internacional (FMI) nos invita a ingerir una nueva ración de paciencia, y el Parlamento Español al completo sin dar mínimas muestras de sonrojo ni mucho menos presentar su dimisión en bloque. La demanda es la que ya conocemos, y los baremos para competir se miden en cuota de mercado, pero no en volumen, pues sencillamente es el que es.
 
Que nuestro país haya perdido el interés de los inversores, sustituyendo el sobrenombre de ‘país de las oportunidades’ con que se nos conocía en la década anterior por un menos honroso ‘sálvese quien pueda’, no evita que nuevos fabricantes se lancen a la conquista de nuestro territorio, haciendo del precio su bandera. Qué duda cabe, es tentador comprar barato, sobre todo si dejamos para mañana el disgusto de descubrir cómo aquellos versos de Antonio Machado —‘Es de necios confundir valor y precio’— se convierten en realidad.
 
Para poder ofrecer calidad, no basta con ensamblar piezas. Hay que probar nuevos materiales, diseños rompedores, escuchar las necesidades del cliente, y todo eso cuesta mucho dinero, que no revertirá de forma inmediata.
 
Queremos reconocer, desde estas líneas, el entusiasmo con el que firmas que fabrican en España, como Ayerbe, Bellota, Bruguer, Ceys, Ifam, Imcoinsa, Izar, Lince, Panter, Pferd, Rolser, Rombull Ronets, Rubi, Ruedas Alex, Svelt, Xylazel... y muchas otras que no podemos mencionar por falta de espacio han apostado por sí mismas y su capacidad para competir con los mejores. Su buen desempeño a la hora de impulsar nuestro sector y el conjunto de la industria en general, sus esfuerzos por crear puestos de trabajo cualificados, sus sacrificios por difundir su imagen de marca, por cumplir con las normas más exigentes de calidad, sus desvelos por conquistar otros mercados, tendrán su recompensa.
 
Prometido.
 

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