PANTER VITA ECO
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En su segunda acepción, la RAE define fascinación como una "atracción irresistible". Fascinación, entonces, es lo que sentimos en el pasado Congreso de ExpoCadena con la ponencia de Cristóbal Colón, fundador de la cooperativa La Fageda y psicólogo especialista en Laborterapia para la rehabilitación de enfermos mentales.

No fuimos los únicos. El silencio atento del público, la ausencia de móviles entre las manos y los aplausos al cierre así lo confirmaron. No somos originales ni hemos descubierto América (tampoco nuestro Cristobal Colon, pero casi...). Y, sin embargo, nos sentimos como si hubiésemos encontrado un pequeño tesoro. El tesoro de lo simple.

Porque la invitación que nos hizo Colón es a descubrir el valor de lo simple, a darnos cuenta de que en este camino que muchas veces recorren las empresas –por ser las más punteras, las más tecnológicas, las más ‘omnicanal’, las que aportan más valor añadido- muchas veces se nos escapa lo más importante, precisamente por su obviedad.

Todo el proyecto empresarial de Cristobal Colón arrancó con el más evidente de los hallazgos: “Que eso de trabajar va bien. Que es una parte fundamental de la vida de las personas”. Y que las personas con discapacidad psíquica o trastornos mentales no son una excepción a esta regla. De esa sencilla premisa, y de las ganas de encontrar un sitio en el mundo, nació La Fageda, una cooperativa fundada en 1982 que es la a vez un proyecto social y una empresa de éxito.

Insistimos en pensar que una parte importante del éxito de este proyecto radica en su capacidad de centrarse en lo evidente, en el 2+2 son 4 del mundo empresarial que muchas veces olvidamos sumergidos entre estudios, gráficos, teorías de mercado y nuevos gurús que pregonan por congresos y seminarios sus fórmulas innovadoras. “Encontramos una fábrica abandonada donde había habido vacas y decidimos poner vacas, ahorrándonos a todos los consultores”, confidenció Colón durante su ponencia, para confesar más tarde que “nunca hemos gastado un duro en publicidad”.

Tan exitoso ha sido el proyecto -hasta las vacas de la granja, que escuchan música clásica y son tratadas con mimo tendrían algo que decir al respecto si pudieran hablar- que su fundador llegó a asegurar que “en la comarca de La Garrocha no hay personas que padezcan una enfermedad mental o discapacidad psíquica que estén sin trabajo”. Y por si esto fuera poco, las ganancias se reinvierten en nuevo proyectos, con lo que ya están empezando a trabajar con jóvenes en riesgo de exclusión social.

Lo repetimos entonces: Fascinación. De la buena...

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