PANTER VITA ECO
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No se ganan batallas desde las lejanas barreras, se ganan desde la primera línea de las trincheras. Sabemos que la venta es complicada, que nadie regala nada, que hay que conocer al mercado, cada cliente necesita un plan específico. Un nuevo artículo de nuestro colaborador, esta vez sobre la película ‘Los siete magníficos’ (1960).

Buscando en el baúl de los recuerdos de grandes películas, he recuperado un clásico del cine del Lejano Oeste. Me refiero a Los siete magníficos, un film americano de 1960 como adaptación de Los siete samuráis. Dirigida por John Sturges, la película tiene un impresionante reparto: Yul Brynner, Steve McQueen, Charles Bronson, Eli Wallach, James Coburn, Horst Buchholz, Robert Vaughn, Brad Dexter, Whit Bissell, Vladimir Sokoloff, Jorge Martínez de Hoyos, Enrique Lucero, Rosenda Monteros.

Nos narra la historia de un pequeño pueblo del norte de México, cuyos habitantes son robados por un bandido que antes de retirarse cada invierno, se lleva gran parte de sus cosechas, dejándoles en la pobreza. Ante esta situación que se repite cada estación, deciden reunir todo lo que puedan para comprar armas. Por suerte, en su camino se encuentran con unos pistoleros que aceptan la modesta propuesta para defenderlos de ese ladrón. Reclutan así hasta siete pistoleros.
Al llegar al pueblo, forman a los campesinos en el manejo de las armas, les enseñan cómo protegerse y cómo tender trampas.

Una vez llegan, los bandoleros intentan robar de nuevo la cosecha. Se produce una lucha en la que ganan los pistoleros, es un primer asalto. Pero luego son capturados, y más tarde liberados con la condición de que no regresen nunca más. Al contrario de lo que muchos pensarían, ellos vuelven para liberar al pueblo, para cumplir su palabra con esa pequeña e indefensa aldea. Los campesinos lo habían dado todo por ellos y ellos no podían defraudarles.

Hay una gran lucha, consiguen acabar con todos los forajidos, los pistoleros pierden cuatro vidas, pero ganan el combate. El pueblo recupera su libertad, y los siete magníficos consiguen cumplir con su promesa, aunque a un precio muy alto.

Es una historia interesante de analizar: donde hay un problema complicado de resolver, se requiere primero la puesta en común del mismo. Luego hay un análisis sobre las posibilidades que se pueden adoptar para darle solución. Cierto es que la casualidad les brinda una salida, pero son rápidos y toman una alternativa rápidamente.

Se adaptan a la mejor solución que se les presenta. Esto es nuestro mercado. Hay, en ocasiones, situaciones muy complejas, difíciles, que requieren, primero, un buen análisis, conocer profundamente la situación y a lo que nos enfrentamos. Algunos lo llaman el DAFO interno de la compañía, de la situación del mercado, de la competencia. En demasiadas ocasiones, dicho dictamen no se hace bien. Muchas empresas no saben cuál es su problema real, miran hacia a otro lado, culpan a otras competencias, prefieren decir que la competencia es incompetente, sin saber que, en la medida de no ser competente contra la competencia, te vuelves incompetente tú mismo. Si no conocemos cómo es la empresa por dentro, a todos los departamentos, no sabemos de qué punto partimos, no sabemos qué armas tenemos. Por ello, no podemos luchar contra lo que nos viene por fuera. Seguro que, en nuestro equipo, tenemos un especialista para cada cosa, un buen tirador, un pistolero rápido, uno que sepa usar el cuchillo. Esto es hacer un equipo, sacarle el mayor provecho. Para que estos especialistas sepan formar al resto, como ellos lo hacen con los campesinos. Hay que ser consciente de que en la lucha contra todo lo que nos rodea, todos son necesarios e indispensables, todos suman, si sabemos unirnos al equipo ganador. La lucha es de todos, por todos, sabiendo que la estrategia es importante. Saber qué se ha de hacer en cada momento, en cada instante. Si no nos cubrimos unos a otros, los disparos de los bandidos nos van a herir, va a haber bajas entre nuestras filas.

Nadie, por menos formación, por menos experiencia que tenga, debe quedarse fuera del equipo. Pero eso sí, el grupo necesita gente preparada, gente con liderazgo, que demuestre y que sepa ponerse al frente cuando comience el tiroteo, no que se esconda tras un muro para ver el esfuerzo titánico de otros. No se ganan batallas desde las lejanas barreras, se ganan desde la primera línea de las trincheras. Sabemos que la venta es complicada, que nadie regala nada, que hay que conocernos a nosotros mismos, al mercado, cada cliente necesita un plan específico. Dar café a todos es un error, una pérdida de tiempo. Ir a dejar catálogos en clientes es no haber aprendido nada en mucho tiempo. Si el cliente no se siente conocido, importante, diferente, no será nuestra prioridad, no será quien nos acabe comprando.

Hemos de ser uno de esos siete magníficos que sabe usar sus cartas, sus armas, para ganar cada partida que nos enfrente a la maravillosa experiencia de la venta.

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