PANTER VITA ECO
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No siempre vamos a hablar de películas, pues hay otras historias con mucho peso. Hoy echamos la vista atrás y recordamos una de las series que guardamos con más cariño. Nos referimos a ‘Farmacia de guardia’, en emisión de 1991 a 1995. Era la típica de los jueves, la farmacia soñada por muchos de los televidentes. Cuenta con un entrañable reparto: Concha Cuetos, Carlos Larrañaga, Miguel Ángel Garzón, Julián González. Fue y sigue siendo una de las series más vistas de la historia de la televisión española.

‘Farmacia de guardia’ narra el día a día de una farmacia de barrio, con personajes comunes y reales como una pareja separada con tres hijos muy normales. Todas sus vidas giran en torno a esa farmacia y su trastienda. Además, hay una pareja de policías muy peculiares. También está la gente del bar de en frente, clientes habituales de la farmacia… casi todos son como una gran familia.

Durante las cuatro temporadas que duró la serie, surgieron un sinfín de historias, de vidas cruzadas, de divertidas anécdotas que nos mantuvieron sujetos a sus emisiones frente a la televisión a finales de los 90. Eran historias naturales en las que a los clientes se les conocía por su nombre. Se sabía qué medicación tomaban, qué caramelos para la tos les gustaban y cuáles no. Siempre era una relación personalizada en la que el cliente era el centro de todo, donde cada persona se sentía especial y diferente. Por eso siempre volvían para comprar algo, para que les aconsejasen qué cosa tomar o no. Es vital ese trato, era lo mejor. Siempre la confianza es algo que se demuestra en el trato del día a día.

Pues bien, como alguien dijo, la “La farmacia del hogar es la ferretería”. Es donde vamos cuando algo de nuestro hogar se pone malo, es decir, se rompe, se estropea, se pone con fiebre. Es aquel lugar donde el ferretero de toda la vida se sabe nuestro nombre, el de nuestra madre y el de nuestra abuela. Sabe qué pilas llevamos, esas y no otras, para que funcione nuestra radio o nuestro mando a distancia. Es donde nos dicen cómo cambiar una simple bombilla, porque saben lo torpe que podemos ser y no nos gusta verlo en un vídeo.

Somos ese enfermero del jardín que quiere un medicamento para nuestras plantas, que tienen un bicho muy feo y raro. Ese ferretero nos va a dar no solo el producto químico, sino además el dosificador para poder aplicarlo y seguro que además nos dirá cómo hacerlo. Todo eso no se nos da por internet. Todo eso no nos lo dicen en unos grandes almacenes, en uno de esos donde quien nos atiende no sabe nada de los pasillos, de los lados, solo del suyo y de aquella manera.  Ese ferretero es nuestro farmacéutico particular, que sabe cuándo y dónde necesitamos las cosas. Que no solo despacha las medicinas que necesitamos para reparar los elementos del hogar, sino que además sabe cómo hemos de aplicarlas. Sin sus sabios consejos no podríamos ponerlas en marcha. A veces son cosas sencillas, que no sabemos, o dudamos en cómo hacerlas.

Sí, cumplen una misión muy importante, cuidar de nuestro hogar, de nuestro jardín. Pero también de nuestra salud y bienestar. Sin todo eso, nuestro día a día no sería lo mismo, no sería igual. Es algo sencillo, pero complicado a la vez. Requiere de su experiencia y de nuestra confianza en quién nos atiende.

Cuando el cliente dice “lo de siempre” y la persona que nos atiende lo sabe, es una relación de la farmacia, del bar, del barrio, de esas personas que forman parte de nuestro día a día. Eso no lo hay en ventas por internet y las inteligencias extraordinarias no lo podrán igualar. El precio solo es una parte de la ecuación, pero la satisfacción de la compra para nuestro hogar se basa en muchas más cosas. No es bueno confiar la salud de tu hogar en manos de cualquiera, igual que no dejas que cualquier pueda dispensarte los medicamentos que necesitas. No todo está en las recetas que indica tu médico, hay cosas que esa persona de bata blanca te dice, te aconseja con la profesionalidad y el cariño del mundo. Pues, en ocasiones, esa bata es azul, y es cuando te dicen cómo cambiar el codo del grifo o de la cañería. Es cuando te dicen que ese cable no es demasiado bueno para el aparato de música que tienes, ese al que te ayudó a escoger los soportes para la estantería.

Son y serán la parte esencial del día a día de la salud del hogar. Nuestra farmacia tiene muchos colores; rojo, azul, amarillo, naranja, pero todos son el mismo, el de una sonrisa de quienes nos atienden en el día a día.

Es nuestra siempre a punto farmacia de guardia.

Texto: Bricolador Enmascarado.

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