PANTER VITA ECO
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Algunas películas tienen un final que uno no espera, como ‘La trampa’, de 1999. Dirigida por Jon Amiel y protagonizada por Sean Connery y Catherine Zeta-Jones.

La trampa narra la historia de cómo un Rembrandt muy valioso desaparece misteriosamente. Las sospechas recaen sobre un viejo ladrón de guante blanco, Robert MacDougal. Virginia Gin Baker, una agente de una famosa compañía de seguros, tiene un plan para recuperarlo. Sin embargo, todo se tuerce cuando se conocen. Entre ellos nace una relación muy especial.

Los dos idean un plan para robar una máscara china antigua. Su idea es llevarla hasta Malasia para conseguir algo que necesitan para dar un nuevo golpe. En realidad, ella planea robar un banco, para lo que anteriormente ha robado el cuadro. Todo lo hace para que un contacto suyo consiga unas cosas muy importantes para realizar el robo del siglo, robar un banco en la noche de fin de año de 1999, es decir, la noche del milenio. Finalmente son detenidos, pero se escapan en una jugada maestra.

La película refleja cómo la organización consigue lo que se proponga mediante el trabajo en equipo. Parece que sus metas son imposibles, pero logran conseguirlo. Es difícil poder trazar los planes, los medios que son necesarios, la puesta en escena, tener un plan o planes alternativos, pero aún asi, el éxito es su meta, que por todo lo que han trabajado para ello, es su premio.

A veces debemos plantearnos el trabajo de esta forma. La gran planificación es la cuestión de todo su plan, de toda estrategia.

Muchas empresas de nuestro sector carecen de dicha planificación en corto y largo plazo. Por lo que, en demasiadas ocasiones, eso las lleva a perder ventas y cuota de mercado. Sin saber dónde vas, no llegas a ninguna parte. Sin ello, no podemos luchar contra la competencia, contra el mercado, contra las circunstancias que nos hacen no salir victoriosos.

Si los dos protagonistas ensayan en el castillo con simulaciones de cómo superar la seguridad de las alarmas para poder llegar a la máscara, es que era la mejor forma de hacer su trabajo.

Como vemos muchas veces, empresas con grandes estructuras y pesados equipos no saben cómo llegar a un mercado muy complicado, segmentado y repleto de otras opciones. Si no has hecho bien los deberes, no vas a poder llegar a conseguir lo que querías.

Tus ventas algunas veces podrían ser fruto de la casualidad. Otras solo pueden ser continuadas con la estrategia adecuada. Si no, esas ventas, con esos productos, no podrán continuarse en el tiempo para poder ser un verdadero éxito.

En su búsqueda de cómo robar el banco, trazan un plan en poco tiempo, pero sin olvidar ninguno de los detalles. Principalmente tienen diferentes vías de escape. Eso muestra que conocen el terreno, saben cuál es su labor, sus puntos fuertes y débiles. Si nos basamos en ello, debemos estudiar muy bien la competencia, el mercado, las cosas buenas y no tan buenas para que sepamos qué hacer en cada momento. Esto es lo que se espera de las personas que están al mando, que deben saber qué decir y hacer en cada momento.

De ellos y de sus decisiones dependen los éxitos y los fracasos de sus empresas, de sus productos. Por ello, no hay margen para lanzar productos sin los estudios de mercado adecuados, sin los medios oportunos. Si ponemos a la venta algo que no es lo que quieren los clientes, solo tiramos a un vacío profundo todos nuestros activos, nuestros esfuerzos.

No olvidemos que la venta es la suma de muchos factores como el buen diseño, un formato adecuado, un precio que pueda ser aceptado por el consumidor y la sensación de que es necesario en su uso y reposición.

Se entregan demasiadas responsabilidades a quienes no la poseen, ni tienen la formación real y adecuada. Si quieres conseguir ese botín del gran banco entre las dos torres elevadas, debes sabes cómo llegar. De lo contrario, caerás a un vació inmenso, y esa será tu trampa.

Texto: Bricolador Enmascarado.

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