PANTER VITA ECO
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Nadie tiene la visión global y total de la compañía, sobre todo si los responsables de ventas no tienen la gestión de cada día. Son los compañeros quienes sí saben qué pasa realmente en la calle, con todo lujo de detalles, con los ratos buenos y malos. Un nuevo artículo de nuestro colaborador, esta vez sobre la película ‘Un golpe sobrenatural’ (2018).

Para esta ocasión he seleccionado una película un tanto especial por su forma de orientar el poder trabajar en equipo. Me refiero al film ruso del 2018 Un golpe sobrenatural.

La película tiene un buen reparto: Antonio Banderas, Milos Bikovic, Lyubov Novikova, Alessandra Starr Ward, Yuri Chursin, Yevgeni Stychkin, Aristarkh Venes, Sergei Astakhov, Petar Zekavica, Riccardo Cicogna.

Nos narra la historia de un talentoso jugador ruso de póker, quien es víctima de un estafador cuando él mismo pretendía estafar a un casino. Para poder recuperar el dinero que el casino le reclama por esa estafa, que finalmente no cometió, ha de reunir a un grupo muy especial de personas con poderes ciertamente sobrenaturales.

Cada uno, de forma individual, no es consciente de su poder, pero cuando se unen descubren que no son capaces de dar una dimensión real de todo lo que pueden hacer.

Además, toda la trama está realizada por el padre del protagonista, con el fin de que su hijo colaboré con él para dar un gran golpe. Para conseguir su objetivo debe, primero, controlar los poderes de cada uno de los integrantes de su equipo, que pueden controlar los aparatos electrónicos, mover cosas, hipnotizar a las personas e incluso leer los pensamientos.

Cuando lo preparan todo, bajo su supervisión todo va bien, pero cuando actúan por separado están a punto de arruinarlo. Solo bajo su supervisión son capaces de ser un equipo.

Al final, traman un plan para engañar al propietario del casino y poder llevarse un gran botín. Junto a su padre, forman un gran equipo y podrán dar otros golpes juntos.

Como en todo, cada miembro de cualquier equipo de una empresa, de una red de ventas, de una tienda, puede ser una gran pieza, pero si no tiene la coordinación adecuada, la gestión individual y de grupo que lo haga crecer en global, no se sacará el mayor provecho de él. Incluso en algunas organizaciones, cuando un comercial entra, se le asignan dos personas, una más veterana junto a otra más nueva. Ambas visiones le darán una ayuda más global, sobre todo cuando se trata de redes de ventas de ámbito estatal por no poder tener el contacto del día a día de la oficina. Nadie tiene la visión global y total de la compañía, sobre todo si los responsables de ventas no tienen la gestión de cada día, es decir, pedidos, incidencias con clientes, con rutas. Son los compañeros quienes sí saben qué pasa realmente en la calle, con todo lujo de detalles, con los ratos buenos y malos.

De esta forma, la nueva persona se siente acogida, ayudada, protegida, es bueno que además sepa que tiene a sus superiores próximos, cercanos, y que éstos le hablen un leguaje que entienda. A veces no es necesario llamarlos para nada especial, sino simplemente para que sepan que estás ahí.  Es bueno que las relaciones humanas formen parte de nuestro quehacer cotidiano. Ese café de la máquina compartido con compañeros tiene mucho valor. Con los equipos a distancia, hemos de darle otra forma. Hablar de cosas no de trabajo, sino de deporte, de aficiones, de la familia nos hace ser más cercanos, más humanos.

Un equipo es una suma de muchas personalidades, de muchas formas diferentes de entender la vida, la venta, la gestión de un mismo catálogo. Esa es la riqueza de ser un grupo, de ser un equipo que puede marcar la diferencia en la calle contra la competencia. Se ha de entender que el valor añadido de una empresa es su gente, saber sacar la mejor versión de cada uno. No es una labor sencilla, no todos están preparados. Nos enfocamos mucho en la capacidad intelectual, pero pesa mucho más la parte humana. Es decir, palabras como empatía o inteligencia emocional son vitales para la gestión de un equipo. Ello no quiere decir no poner firmeza en su gestión, no es eso, es saber qué hay que hacer en cada caso. Cada uno tiene su poder sobrenatural, cada uno sabe cómo mover sus virtudes, estamos en un mercado que es una ruleta: no sabes si van a salir negros o rojos los números, ni en qué número se parará la bolita. Pero hemos de apostar con nuestras fichas, que son nuestro equipo. No hay mejores jugadores, así hemos de trasladárselo. Hemos de saber en cada jugada, en cada zona, en cada cliente, cómo mover las cartas. Nuestra apuesta puede ser más o menos elevada, si las cartas que jugamos van a ser las mejores, y si hay descartes que no nos salga mal la mano de póker. Si tienes las mejores cartas, los mejores productos, el mejor servicio, si has creado un global de un buen equipo en todos los apartados de tu empresa, esa mano es tuya.

Si no hay esa unión, si entre ellos ni se conocen ni colaboran, esa mano será de tu competencia, poco a poco te irá ganando todas las manos. En esas partidas, creerse el mejor solo te hará jugar peor, y en cada ocasión perderás mucho más.

Sólo hay un camino: ser el mejor en cada parcela, el mejor en cada mano, teniendo un equipo coordinado, teniendo el mejor a tu lado, para que al final tengas los cuatro ases en tu mano, ganando la partida y dejando a los otros jugadores desplumados. Esto no va de ir en farol, sino de buen trabajo de equipo.

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