PANTER VITA ECO
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El sector de la seguridad laboral ingresó un 4% más en 2020 a raíz de la pandemia. Tres años después de la irrupción del Covid, el sector se centra ahora en la cultura de la prevención y la salud psicosocial de los trabajadores.

En 2020, el Observatorio Sectorial DBK de Informa notificó un crecimiento del 4,1% en el volumen de negocio de los servicios relacionados con la seguridad y la salud laboral. Esto se debió, entre otros factores, al surgimiento de nuevas necesidades como consecuencia de la pandemia. En particular, destacó la realización de test Covid, tanto PCR, como de antígenos, serológicos o rápidos, así como la comercialización de Equipos de Protección Individual (EPIs). Desde aquel momento hasta la actualidad, la tendencia en alza se ha reducido hasta la normalidad en tres pasos: primero, el disparo de las ventas en la primera fase de la pandemia. Después, la regularización de los productos tras la aplicación del Reglamento (UE) 2016/425, por la que los EPIs sin marcado CE quedaron al margen de la ley. Y, por último, la relajación de las medidas de contención del Covid-19. Todo lo anterior hace que el sector se centre ahora en nuevos problemas más allá de la pandemia, tratando temas como la prevención de accidentes laborales o la salud psicosocial de los trabajadores.

LA SEGURIDAD LABORAL, UN TEMA CLAVE EN MATELEC

El Salón Internacional de Soluciones de la Industria Eléctrica y Electrónica, Matelec, celebró su edición de 2022 en Ifema, Madrid, bajo el paraguas de ePowerBuilding. Uno de los temas tratados durante el certamen fue la seguridad laboral, tras la publicación del I Observatorio de Salud Laboral 2021 creado por Agremia, miembro del Comité Organizador de la feria. El estudio desveló que cada accidente laboral supone un coste medio de 2.000 euros en el sector de las instalaciones energéticas.

De esos 2.000 euros de impacto que cada accidente laboral tiene en el sector de las instalaciones energéticas, casi 750 corresponden a la empresa, según el Observatorio de Agremia (Asociación de Empresas del Sector de las Instalaciones y la Energía), que analiza por primera vez las principales causas de accidentabilidad, el impacto sectorial y los costes asociados.
A partir de una muestra de 9.350 centros de trabajo de la Comunidad de Madrid y 24.784 trabajadores tanto por cuenta ajena como propia, este primer informe arroja como principales datos el número de accidentes (1.917 durante 2021) con un índice de incidencia medio de 7,75%, siendo 74.701 los días de baja.

Como aseguró Marina Parra, directora General de Trabajo y gerente del Instituto Regional de Seguridad y Salud en el Trabajo (IRSST), durante el acto de presentación del Observatorio, “todavía no hemos logrado implantar una cultura preventiva, que es cuando salud, seguridad y bienestar están implementadas en la empresa y las decisiones se toman con la persona en el centro”. “Para llegar a 0 accidentes hay que crear una red de colaboración de profesionales que funcionen como una gran línea de vida que ayude a implantar esta cultura en las organizaciones”, concretó.

En este sentido, la siniestralidad laboral se ha convertido en una lacra que demanda la implantación de medidas preventivas que minoren el número de accidentes. Por ello, Agremia anunció la campaña "4 meses, 4 acciones", con la que se quiso fomentar la prevención de los accidentes laborales durante el último cuatrimestre del año pasado. “Esta campaña de concienciación forma parte de nuestros objetivos estratégicos de 2022 e impulsa nuestro compromiso con la sociedad", explicó la directora general de Agremia, Inmaculada Peiró.

La campaña “4 meses, 4 acciones” resaltó que los accidentes provocados por herramientas manuales ocasionaron el 12% de los accidentes laborales ocurridos en 2021. Con la iniciativa, Agremia quiso fomentar el correcto uso de los EPIs y la importancia de equipar a los trabajadores con protectores oculares, calzado de seguridad, productos de protección auditiva y guantes de protección mecánica-antivibración.

PERSPECTIVAS DE FUTURO

Ivace, el Instituto Valenciano de Competitividad Empresarial, recogió en 2021 las tendencias en la industria de equipos de protección individual a largo plazo, valiéndose del estudio de McKinsey & Co Navigating opportunity in the US personal- protective-equipment market (Oportunidad de navegación en el mercado de equipos de protección personal de EE. UU.). El análisis comprende la evolución del sector entre los años 2019 y 2024, poniendo el foco en la pandemia. Aunque el mercado de EPIS ha sido protagonista estos últimos tres años por la crisis sanitaria y el uso de las mascarillas, lo cierto es que el mayor contribuyente de las ventas es el de protección de manos, que engloba un 30% de las ganancias totales, seguidos por la ropa con un 23%, el calzado de seguridad con un 15% y los artículos de protección respiratoria con un 12% de las ventas.

McKinsey & Company observó en 2021 que el 80% de las ventas estuvo formado por los guantes, ropa y calzado protectores y los productos relacionados con la protección respiratoria. El balance restante del 20% lo constituyen productos relacionados con la protección de la cabeza, ojos, oídos, etc.
Respecto al crecimiento, se espera que el mercado de EPIs alcance un crecimiento TCCA (Tasa Compuesta de Crecimiento Anual) del 12.5% en 2024. Concretamente, el segmento con mayor aumento de las ventas previsto es el de la protección respiratoria, con una media del 26%, debido al aumento de concienciación sobre la salud y las nuevas medidas implementadas para garantizar la seguridad a raíz de la pandemia.

El estudio analizado por Ivace determina el surgimiento de “ganadores” y “perdedores” en el mercado de EPIs. De esta manera, el Covid ha provocado un aumento en la demanda a corto plazo de equipos de protección de menos y de calzado protector, muy utilizados en los sectores del cuidado de la salud, la industria farmacéutica, el mercado de la alimentación y del procesado de alimentos. Mientras, se ha producido un descenso en la demanda de artículos de protección destinados a las industrias del petróleo, el gas, la construcción y la minería.

McKinsey & Company establece seis tendencias que condicionan de manera positiva o negativa las ventas de EPIs. Los factores que han beneficiado al sector son:
1. La concienciación sobre la seguridad en los lugares de trabajo. El hecho de que los empleadores estén implementando medidas de seguridad más estrictas cumpliendo con mayores estándares para hacer frente a la pandemia beneficia a las ventas de EPI. Las empresas no solamente prestan mucha más atención a las medidas de seguridad por el coste que puede implicar el incumplimiento de estas, sino también para poder retener a los trabajadores actuales y atraer a nuevos. Las empresas están haciendo un esfuerzo de posicionamiento y marketing mostrando su compromiso con los trabajadores. Este esfuerzo es especialmente importante en esta era de redes sociales, donde un problema relacionado con la seguridad en el trabajo puede convertirse rápidamente en algo viral, causando daños irreversibles en la imagen de la firma.

2.-Innovación de productos que fomentan la compra. El incremento de demanda de EPIs depende parcialmente de la innovación en diseño, materiales y procesos de fabricación que hacen que el equipo de protección sea más cómodo, seguro, de mayor calidad y atracción a los consumidores.
3.-Crecimiento en industrias que utilizan EPIs. Sectores como el del cuidado de salud han tenido un crecimiento exponencial durante la pandemia, lo que crea una cadena de reacción resultando en un incremento de demanda de mascarillas, guantes, y otros EPIs.

4.-Aumento de las ventas online y auge de los eCommerce. El Covid-19 ha acelerado el cambio hacia el eCommerce y las ventas online de EPIs, ante lo que se predice un crecimiento del 9% al 12.4% entre 2019- 2024 en las ventas online. Como consecuencia, los fabricantes han establecido relaciones con minoristas y plataformas de venta online como Amazon y Alibaba para entregar EPIs a granel a hospitales y consumidores individuales.

Factores que condicionan negativamente las ventas:

1.-Competencia entre las marcas privadas y los fabricantes low-cost. La industria de EPIs observa una subida de competencia de marcas privadas y de fabricantes de países que son capaces de producir a precios muy baratos gracias a los bajos costes de fabricación y mano de obra. Con esto, hay una presión continua en el precio, que deberá ser afrontada por los jugadores veteranos de la industria.
2.-Incertidumbre de la disponibilidad de materias primas debido a la bajada de precios del petróleo. Como los materiales usados para la fabricación de EPIs (polímero sintético, poliamida y polietileno) son derivados del petróleo crudo, los costes de los materiales EPI dependen de los precios de éste y de su disponibilidad. La volatilidad del mercado de petróleo genera grandes cambios en los costes de fabricación de EPIs.

AEPSAL OBSERVA NUEVOS RUMBOS MÁS ALLÁ DEL COVID

La Asociación de Especialistas en Prevención y Salud Laboral (Aepsal) ha observado a lo largo de 2022 que el sector experimenta nuevas tendencias más allá de las necesidades que surgieron tras la aparición del Covid-19. Así, la cultura de la seguridad, los criterios ESG o la Industria 4.0 se sitúan ahora en el centro.

Ayudándose del informe anual de Quentic, proveedor de software para la gestión de EHSQ y ESG, sobre las tendencias del sector, Aepsal destaca que en 2022 la seguridad laboral tuvo como temas principales los riesgos psicosociales y el aumento de los niveles de estrés en el trabajo en función de las diferentes filosofías de liderazgo en seguridad laboral.

Respecto a la gestión de los riesgos psicosociales, la pandemia de Covid-19 ha aumentado la concienciación sobre la salud laboral, lo que a su vez ha provocado que los líderes de seguridad se comprometan y presten más atención a este tema. Esto conlleva nuevos retos, ya que, en un inicio, la seguridad se centraba más en la gestión de tareas como la recopilación de datos y la obtención de indicadores a partir de información de hechos ya acaecidos. Hoy en día, es necesario gestionar datos casi en tiempo real, apoyar a la dirección y liderar a las personas a través de un conjunto de valores compartidos, todas ellas tendencias positivas. Sin embargo, el aumento de las tareas también provoca problemas con el tiempo, un recurso que puede afectar al éxito de los esfuerzos de gestión de la seguridad. Algo que confirman los profesionales europeos en EHSQ encuestados por Quentic cuando se les preguntó sobre este tema.

En relación con las personas, es importante tener en cuenta no sólo a los líderes de seguridad, sino también a todos los empleados responsables de notificar los incidentes. En este sentido, uno de los principales retos es conseguir que la gente se involucre, ya que a menudo hasta un 90-95% de la plantilla no notifica nada. Dependiendo de los valores y la cultura subyacentes de la empresa o grupo en cuestión, existen diferentes motivos por los que la mayoría de los trabajadores tienden a evitar informar. Por un lado, se considera una pérdida de tiempo; por otro, existe un temor al castigo por cometer un error o no se cree que reportar vaya a conllevar mejoras.

ASEPAL DESTACA LA IMPORTANCIA DE LA SALUD MENTAL DE LOS TRABAJADORES

Con motivo del Día Mundial de la Salud Mental, celebrado el 10 de octubre, la Asociación de Empresas de Equipos de Protección Individual (Asepal) se unió a otras organizaciones del sector de la seguridad y la salud para presentar la campaña digital “Juntos por la salud mental en el trabajo”. La iniciativa surgió para concienciar sobre la importancia de promover el cuidado de la salud mental en las organizaciones, la necesidad de prevenir los riesgos psicosociales y dar a conocer el impacto que tiene en la sociedad y en las empresas.

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Organización Internacional del Trabajo (OIT), se estima que cada año se pierden 12.000 millones de días de trabajo debido a la depresión y la ansiedad, lo que cuesta a la economía mundial 1.000 millones de euros. Así, los costes directos e indirectos de la mala salud mental de la población se estiman en más del 4% del PIB mundial.

“Los participantes en la iniciativa queremos hacer visibles las consecuencias económicas de descuidar la salud mental de los empleados, que son inasumibles para cualquier empresa o sociedad. Con esta campaña pretendemos mentalizar a las empresas españolas y a los trabajadores de la importancia que tiene el cuidado de la salud mental en las organizaciones, aspecto que ha ido ganando protagonismo, sobre todo a raíz de la pandemia de Covid-19. Pero consideramos que se necesita más proactividad y que se integre realmente en la gestión de las organizaciones para protegernos de enfermedades como la depresión, que tienen un alto coste económico y personal”, informó Asepal respecto a su participación en la campaña digital.

La campaña contó con tres vídeos para abordar diferentes aspectos de la gestión psicosocial en las empresas. En el primer vídeo, dirigido a la dirección de las empresas, se trasladaba el mensaje de que cuidar de las personas es cuidar de la propia salud de las organizaciones, porque la salud mental es una realidad presente en el trabajo que es necesario abordar, ya que no solo afecta a las personas sino también al rendimiento de las organizaciones.

En el segundo vídeo, dirigido a los responsables de prevención, se presentó la gestión de la salud psicosocial en el trabajo como una oportunidad de mejorar las organizaciones. Contar con profesionales como prevencionistas o psicólogos ayuda a cuidar la salud mental de los empleados y tiene un retorno directo al aumentar la productividad, reducir el absentismo y mejorar el clima laboral. Por último, el tercero, dirigido a los trabajadores, trató de concienciar de que la salud en la empresa es cosa de todos, tanto de las compañías, incorporando programas de acompañamiento en salud mental para los empleados, como de cada uno de ellos, asumiendo la responsabilidad de autocuidarse no solo en el plano físico, sino en el emocional.

Depresión, estrés y tecnoestrés

En el comunicado de prensa remitido a los medios, Asepal también recordó que en el mundo 300 millones de personas sufren depresión, enfermedad que supone la principal causa de discapacidad, mientras que el 60% de las bajas que se producen en Europa se deben al estrés, según el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT). Datos que reflejan el aumento del impacto de la depresión y el estrés en los empleados, a lo que se ha sumado el tecnoestrés consecuencia del uso intensivo de los dispositivos móviles en el trabajo y de manera individual.

“Los participantes en la campaña ‘Juntos por la salud mental en el trabajo’ consideramos que el sector tiene que aprovechar la recomendación de la OMS y la OIT sobre la necesidad de que las empresas formen a sus directivos y responsables de personas para prevenir los entornos laborales estresantes y responder a los trabajadores que puedan sufrir trastornos mentales. Lo que debería servir de revulsivo para que la gestión psicosocial gane más protagonismo en las organizaciones”, concluyó la Asociación en la nota informativa.

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