PANTER VITA ECO
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A veces las historias nos sirven para pensar, para tratar de saber cómo hacer mejor las cosas. Por ello, hoy busqué en el pasado para encontrar esta película de 1966, "Doce del patíbulo", dirigida por Robert Aldrich, con un reparto genial: Lee Marvin, Ernest Borgnine, Charles Bronson, Jim Brown, John Cassavetes, Richard Jaeckel, George Kennedy, Trini López, Ralph Meeker, Robert Ryan, Telly Savalas, Donald Sutherland, Clint Walker, Robert Webber, Tom Busby, Ben Carruthers, Stuart Cooper, Colin Maitland y Al Mancini.

Nos narra la historia de un singular grupo de prisioneros militares en plena Segunda Guerra Mundial. El mayor Reisman debe reunir a un grupo muy especial de militares condenados, algunos a muerte, para realizar una misión casi suicida contra la cúpula del Ejército de la Alemania nazi en Francia. Con la promesa de que si consiguen su propósito podrán ver reducidas sus condenas o, en algunos casos, evitar la pena capital. Tras un duro entrenamiento, son lanzados tras las líneas enemigas para llegar a un castillo donde los altos mandos alemanes pasan sus vacaciones. El ataque comienza bien, pero se complica y matan a casi todos sus objetivos entre los altos mandos alemanes. Finalmente, tan solo sobreviven tres integrantes del grupo que comenzó la aventura.

Este filme nos hace caer en unas cuantas reflexiones. La primera es que todo equipo, por muy malo que sea, si tiene el líder ideal puede dar el máximo. Si tenemos una tienda donde no somos capaces de sacar el máximo partido de todo el equipo, nuestro negocio nunca podrá salir adelante. Cuántos propietarios de muchos negocios, con muchas más posibilidades, no se ven capaces de poder remodelarlos, de crear proyectos nuevos, por no tener las personas indicadas o, lo que es peor, no pueden encontrar personal calificado en sus zonas de influencia para hacer realidad ese sueño.

O bien, como responsable de un equipo de ventas, en ocasiones has tenido que luchar con un grupo nada homogéneo, poco convencional. Has tenido que sacar toda la psicología posible, todos tus encantos, obtener lo mejor de cada uno para que ese colectivo crezca personal y grupalmente. No es una tarea fácil, pero los grandes líderes son los que sacan provecho de las situaciones difíciles, los que hacen de un grupo no de los mejores, sino el mejor que puedes tener. Por ello, el mayor Reisman toma en sus manos no a los mejores, sino a los que cree que pueden hacerlo mejor. No va con especialistas, no va con los mejor preparados, pero sí con los que dan todo. Ellos saben que es su última oportunidad, su último cartucho. En muchas ocasiones, en tus equipos han de ver que es el mismo caso. No hay segundas oportunidades, hay que hacer las cosas bien de primeras.

Si no tienes un grupo que lucha en cada venta como esos soldados no tienes garantías. El plan puede ser perfecto, pero la ejecución es la base del éxito. Es como si das a tus clientes lo que tú quieres vender sin escuchar lo que ellos piden, lo que realmente quieren comprar. Tu grupo no conseguirá llegar al final de la misión, las tropas enemigas los abatirán a todos al cruzar el puente. Cada trinchera es vital, cada venta es una nueva oportunidad de renovar su compromiso con la causa, con el fin que todos quieren conseguir. Cada bala cuenta, cada venta también, cada granada lanzada ha de ser con el objetivo de conseguir una victoria. No es poco cierto o menos real que, si uno no cubre al otro, esos dos soldados caerán. Por eso, cada departamento de una empresa debe ser quien cubra a la otra parte, no importa si sales a la calle o no. Todos son lo más importante de la compañía.

Luchar juntos es lo que hace un grupo. Un ejército debe entenderse como una sola unidad; si no, el enemigo seguro que ganará todas las batallas. Ir a una batalla sin las armas y los medios adecuados es darla por perdida. No invertir en ese u otro cliente el tiempo y los medios adecuados es destinar al fracaso lo que ese cliente podría darnos.

La competencia no cesa, es ese enemigo el que no te dejará pasar al otro lado del río. Su fuego cruzado no es falso, es muy real, por lo que si no proteges tus flancos tendrás bajas y perderás tus ventas, tus clientes, tus oportunidades.

No saber qué quiere tu cliente, no saber qué se vende en tu zona, no dar lo mejor de tu empresa, no dar lo mejor de tu equipo solo hará que tu misión sea un fracaso, que no puedas regresar con todos tus efectivos. No seas uno de esos doce que no regresó. Saca lo mejor de tu grupo, sea cual sea tu empresa, tu negocio. Sé ese mayor que supo ser un líder.

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